Intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, al presentar una iniciativa que adiciona un tercer párrafo a la fracción I del artículo 76 de la Constitución.
30 de marzo de 2023
Versión de la intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, al presentar una iniciativa que adiciona un tercer párrafo a la fracción I del artículo 76 de la Constitución
Gracias.
Con la venia de la Presidencia.
Honorable Asamblea:
Nuestro país tiene una gran tradición y una ilustre historia de asilo y refugio a personas, víctimas de persecución política, así como de protección por razones humanitarias en el marco al respeto a la soberanía de otros países.
Esta rica tradición se remonta a la época colonial y nos ha acompañado a lo largo de diversas fases de nuestra historia nacional.
En los primeros años la figura del asilo se enfocaba a asistir, a través de la inmunidad diplomática, a los perseguidos políticos latinoamericanas, quienes eran simpatizantes del gobernó mexicano y participan en grupos políticos de oposición o rebelión en contra de los regímenes autoritarios de sus países.
A lo largo de la historia, y de las diversas administraciones del gobierno federal, nuestro país ha transitado por diversas ideologías y creencias con la migración, el asilo y la protección de personas extranjeras.
Una vez pacificado el país, México se perfiló como destino para los perseguidos políticos de Latinoamérica a través de estrechar lazos culturales y, asimismo, los perseguidos políticos de Honduras, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Perú encontraron protección e inmunidad en las embajadas mexicanas.
La lista de personas latinoamericanos que encontraron asilo en el país, durante la segunda mitad del siglo XX, incluye a Pablo Neruda, la familia de Salvador Allende, Rigoberta Menchú y Gabriel García Márquez.
Actualmente la Constitución política señala, en su artículo 11, que toda persona tiene derecho a buscar recibir asilo.
Se establece también que el reconocimiento de la condición de refugiado y el otorgamiento de asilo político se realizará conforme con tratados internacionales.
El asilo honra una tradición humanitaria y funge como una figura histórica que garantiza protección a quienes viven persecuciones y reciben amenazadas.
Pero la figura de asilo también puede usarse con fines y motivaciones políticas para favorecer a gobiernos específicos, caso reciente como el otorgamiento de asilo a seis personas relacionadas con la Asamblea Nacional de Ecuador, en la embajada de México, en la ciudad de Quito, así como a la asambleísta ecuatoriana, Gabriela Rivadeneira y al expresidente Evo Morales, tienen claras motivaciones políticas y obedecen alianzas pragmáticas, ideológicas coyunturales y lealtades a veces compradas.
El caso más reciente fue el del expresidente de Perú, José Pedro Castillo Terrones, y su familia, quien después de anunciar la intención de disolver el Congreso de su país, y anunciar la instauración de un gobierno de excepción, fue destituido por rebelión y sometido a proceso, generando un caos político, y a raíz de lo que se calificó como un golpe de Estado.
Enseguida, el Presidente de México confirmó que se había instruido al canciller Marcelo Ebrard a comenzar las gestiones para recibir al presidente destituido en la embajada mexicana de Perú, ocasionando una ruptura de relaciones diplomáticas y declarando persona no grata al embajador de México en Perú.
Esta decisión discrecional ha causado un conflicto de política exterior, uno de los más que han deteriorado al Presidente con sus ideas caducas y lealtades inexplicables.
El ideal del asilo es que quien lo otorgue represente auténticamente los altos ideales del Estado mexicano, y que sea congruente con una tradición humanitaria, pero el asilo puede también utilizarse con fines personales para satisfacer apetitos individuales y consolidar lealtades poco claras.
La discrecionalidad en el otorgamiento del asilo puede tener consecuencias adversas a nuestra política exterior.
Ya le ofrecieron asilo a la familia de un golpista, ¿qué sigue? Darles asilo a dictadores, genocidas, como Putin, como Maduro, o darles asilo a regímenes que pretenden destruir las reglas democráticas y las libertades, como el de Nicaragua.
Los mensajes que están dando a la comunidad de naciones democráticas y libres al asociarse. Proteger y hacer negocios y dar asilo a genocidas, ladrones y golpistas son preocupantes.
Por ello, el Poder Constituyente Permanente estableció mecanismos de control para que el Jefe de Estado en turno no use y abuse de los instrumentos de política exterior.
Estos medios de control se han ideado para evitar la concentración del poder y los abusos posibles en su ejercicio como sucede en el gobierno actual y que en cada momento le da la espalda al Senado mexicano para tomar lamentables decisiones de política exterior.
Compañeras y compañeros:
Nuestro país ha sido reconocido históricamente como receptor y protector de perseguidos políticos, así como de dar asilo a diferentes personas extranjeras que en su país están siendo hostigadas por regímenes diferentes a sus ideales.
Sin embargo, esta figura ha sido usada políticamente basándose en doctrinas e ideas contrarias a los intereses nacionales.
Es por ello que es indispensable que el Senado tenga un papel más relevante en el ejercicio auténtico de contrapesos ante decisiones que afectan la estabilidad política y nuestra imagen como nación libre y democrática.
Con esta reforma el Senado tendría un medio de control ante decisiones presidenciales que afecten las relaciones diplomáticas con otros países, como sucede hoy en Perú, cuyo gobierno sigue sin ser reconocido.
Las dos iniciativas que presento el día de hoy, tanto la reforma al artículo 76 constitucional, como las reformas a la Ley de Migración y la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político tienen como objetivo que ante las solicitudes de asilo político de alto nivel el Senado tenga un rol de primera importancia.
Este control parlamentario se aplicaría a personas extranjeras denominada como Alto Funcionario Público que son quienes forman o hayan formado parte de diferentes órdenes de gobierno en las jerarquías más altas, ya sea presidente o primer ministro, gobernador, secretarios de Estado o ministros, miembros del Congreso, así como miembros del Poder Judicial.
Asilo, refugio y vocación migratoria están todos bajo los ideales humanitarios de nuestras leyes e instituciones, las cuales funcionan hoy bajo un gobierno inhumano que legitima crímenes de Estado y persigue a chivos expiatorios, como se dio el caso de la tragedia de Ciudad Juárez.
Es por ello que este Senado no le puede dejar las manos libres ni a este Presidente, ni a los que vengan. No podemos permitir que decisiones tomadas por una sola persona destruyan la imagen de México en el exterior.
Ante el evidente fracaso de la política migratoria de este país y ante las decisiones tomadas con base en ideologías, intereses ajenos a la nación, es indispensable que el Senado mexicano sea contrapeso, que todavía no ha podido ser ante un gobierno que ha perdido el rumbo y que nos lleva directamente a ser parte de las naciones caracterizadas por su pérdida de libertades y por su gobierno de corte dictatorial.
El Senado debe actuar aquí y ahora, o pagar las consecuencias de su omisión a decisiones arbitrarias y autoritarias.
Es cuanto, presidenta.
ooOoo