Intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, al participar en la discusión de un dictamen de las comisiones unidas de Desarrollo y Bienestar Social, y de Estudios Legislativos Segunda, por el que se adicionan diversas disposiciones de la Ley General de Desarrollo Social.
29 de marzo de 2022
Versión de la intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, al participar en la discusión de un dictamen de las comisiones unidas de Desarrollo y Bienestar Social, y de Estudios Legislativos Segunda, por el que se adicionan diversas disposiciones de la Ley General de Desarrollo Social
Con la venia de la Presidencia.
Honorable Asamblea:
La política de desarrollo social representa la suma de las aspiraciones de las y los mexicanos por tener cada vez mejores condiciones de vida. El Estado mexicano tiene en esta materia la más alta responsabilidad, los impuestos que financian los diversos programas y políticas sociales deben tener una clara orientación para la adquisición y desarrollo de capacidades para personas ubicadas en situación de vulnerabilidad, desigualdad o pobreza.
El objetivo principal de los programas sociales es elevar la condición de las personas y mejorar su calidad de vida. Por ello, cada peso que se invierte, cada acción que se lleva a cabo debe estar técnicamente fundamentada y basarse en criterios científicos y de racionalidad presupuestaria.
El dictamen que hoy ha sido sometido a la consideración de este Pleno tiene dos componentes principales que le dan racionalidad a la política social: por un lado, incorpora la definición de reglas de operación previstas en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y, por el otro, busca evitar la duplicidad de los programas y que la asignación de beneficios gubernamentales sea a la población que realmente lo requiere.
Durante buena parte del siglo pasado la política de desarrollo social tuvo un fin eminentemente clientelar, se entregaban recursos sin reglas de operación ni padrones únicos de beneficiarios, sin criterios de transparencia y rendición de cuentas. Esta entrega se dio a cambio de votos y lealtades.
Así, la política social fue un instrumento gubernamental diseñado para ganar elecciones y no para superar la pobreza o combatir la desigualdad. La creación del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, fue un paso de la mayor importancia para sistematizar y racionalizar los programas gubernamentales.
Gracias al Coneval se han realizado mediciones de la pobreza, se cuenta con evaluaciones que nos permiten saber en qué medida los programas de desarrollo social cumplen con los objetivos para los cuales fueron diseñados.
Desafortunadamente la política de desarrollo social de este gobierno ha regresado a sus fines clientelares, busca la entrega directa de recursos sin condiciones de reciprocidad ni mediciones de impacto que permitan saber en qué medida la entrega de recursos está mejorando la vida de las personas.
Los resultados de las malas decisiones son hoy visibles, hay 4 millones de nuevos pobres en un país que ya no puede prosperar sin combatir de forma decidida las desigualdades y la exclusión. La pandemia ha agravado la situación de vulnerabilidad de las personas, millones de personas han quedado fuera de los servicios educativos y de salud. La pobreza se ha visto agravada por la crisis sanitaria y económica.
Ante esta situación no ha habido respuestas gubernamentales que no sean la generación de cada vez más clientelas leales y sumisas.
Este Senado se ha dedicado a discutir propuestas que en nada ayudan a la recuperación económica, seguimos aprobando reformas sin gran impacto y solo procesamos aquello que manda el titular del Ejecutivo, y que solo responde a su agenda y a sus intereses personales.
Otro México estaríamos viendo hoy si hubiéramos aprobado un Ingreso Básico Universal y un agresivo paquete de apoyos a las personas, a las familias, a las empresas, como lo propusimos desde el grupo parlamentario de Acción Nacional.
Hoy, a raíz del mal gobierno, se está condenando a la pobreza a una buena parte de la población y hoy no solo se generan nuevos pobres, sino también se critica desde el púlpito presidencial a quienes buscan superarse día a día.
Senadoras y Senadores, la política de desarrollo social que propone la oposición es subsidiaria y libertadora, busca apoyar a quienes están en situación de vulnerabilidad para igualar sus oportunidades de acceso a bienes y servicios públicos.
Para ello, se requieren padrones únicos y transparentes, criterios de racionalidad en el gasto, definición clara de la población objetivo y reglas de reciprocidad que generen incentivos para mejorar la calidad de vida.
La política clientelar es el lastre que hoy nos tiene hundidos en más pobreza, discriminación y violencia. Hay que abrir los ojos a la realidad de un México que, con este gobierno, ha dado pasos hacia atrás y que se ha obstinado en encontrar culpas en el pasado en lugar de buscar las soluciones futuras en el presente.
Desde esta alta tribuna hacemos un llamado para que el gobierno corrija el rumbo y con humildad acepte que sus políticas y programas en lugar de detonar el desarrollo y la prosperidad de México nos están alejando cada vez más del concierto de las naciones prósperas, libres y pacíficas.
México no merece más clientelas, demandamos más libertades, más capacidades y un estado en que esté a la altura del reto ético que hoy se presenta.
Es cuanto, presidenta.
ooOoo