Intervención en tribuna del senador José Alfredo Botello Montes para referirse a la presentación de informe anual de la CNDH.
25 de enero de 2022
Versión de la intervención en tribuna del senador José Alfredo Botello Montes para referirse a la presentación de informe anual de la CNDH
Con el permiso de la presidenta, porque se obliga saludo a la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, María del Rosario Piedra Ibarra. Compañeras y compañeros legisladores, muy mal comenzó la actual titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, al ser designada como tal mediante una votación totalmente irregular. Un suceso que sin duda pasará a la historia como un referente ignominioso de los atropellos de la denominada cuarta transformación.
Desde su origen, la presidenta está deslegitimada y con su permanencia en el puesto deslegitima aún más a la propia institución, es una gran pena por la institución que con mucho esfuerzo se había convertido en una institución ejemplar del Estado mexicano. Todo gobernante, todo funcionario puede legitimarse por su origen, que no es el caso, sino todo lo contrario, pero también por su ejercicio y que desafortunadamente tampoco es el caso.
El problema con la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos es que no cuenta con esas legitimidades. Francamente muchos, sinceramente, pensábamos que aquél desaguisado que fue su elección, fungiera como un acicate para usted, que la pusiera en el ánimo de mostrar capacidad y resultados, pero tristemente no ha sido así. Su legitimidad de origen se acentúa aún más con su gestión y con sus nulos resultados.
A más de dos años de su nombramiento como presidenta de esa institución, queda claro que el desempeño deja muchísimo que desear y para ilustrarlo pasaremos solo a algunos puntos que así lo evidencian.
Es increíble que la Comisión Nacional de Derechos Humanos no se inmute con la pésima gestión que está llevando a cabo el gobierno federal en relación con la pandemia por el Covid-19. Sí, diputadas, aunque digan, oh. Miles de personas, cientos de miles, de hecho, han fallecido por la omisión y decisiones irresponsables del gobierno.
En ese sentido, no solo no se ha garantizado el derecho a la salud constitucional y convencionalmente protegido, sino también el derecho a la vida y la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha brillado por su ausencia.
Incluso un número, grupo de senadoras y senadores presentamos una queja formal ante la comisión y pidiéndole llevar a cabo el procedimiento y la investigación dispuestos en la ley, para que en su momento emitiera la recomendación correspondiente en torno a este asunto, pero hasta ahora el expediente está durmiendo el sueño de los justos.
Recientemente un juez federal tuvo que instruir a la Fiscalía General de la República a investigar al responsable de la estrategia contra la pandemia, al doctor Hugo López-Gatell por su posible responsabilidad penal, por las muertes que pudieron haber tenido lugar a partir de su negligencia y de su evidente ineptitud, pero la Comisión, insisto, ni pio dice.
Es que por haber minimizado la pandemia y por esa pésima gestión hoy México está entre los cinco países del mundo con más muertes por coronavirus solo después de Estados Unidos, Brasil, India y Rusia y se trata, desde luego, en todos los casos de países con mucha más población que en México, pero México es el que presenta mayor tasa de letalidad.
Mientras tanto, la famosa promesa presidencial de contar con un sistema de salud como el de Dinamarca, no solo no se cumple, sino que el sistema de salud pública se deteriora cada vez más, cuando en el peor momento decidieron desmantelar el Seguro Popular, para supuestamente sustituirlo con el Insabi, que todavía a estas fechas siguen sin prestar los servicios que sí se prestaban en el Seguro Popular y que hoy pretenden que entre al rescate o en su auxilio el IMSS Bienestar.
Otro tema en el que quisiéramos ver la actuación firme de la Comisión Nacional de Derechos Humanos es el del desabasto de medicinas y, en especial, el desabasto de medicinas y tratamientos médicos para niños y niñas con cáncer. Y este es también como el anterior, un asunto de vida o muerte y la Comisión ni sus luces. De suyo ya ha cobrado vidas humanas de inocentes.
La Comisión debiera estar insistiendo una y otra vez en el tema, porque como es bien sabido, el desabasto de medicinas no obedece a una escasez mundial. En el resto del mundo no tienen ese problema, en realidad obedece a la ineptitud del gobierno mexicano. Primero, concentraron las compras públicas en la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda, sin que estuviera preparada para ello. Luego se pelearon con las farmacéuticas al acusarlos de corrupción, cosa que aun no se ha demostrado. Y luego, la sustituyen con empresas sin experiencia, que no han garantizado el abasto y que han resultado más caras.
Otro ejemplo de la inacción de la Comisión de Derechos Humanos está en la tolerancia que muestra en torno a la misoginia del gobierno en turno. Los derechos de las mujeres nunca habían sido tan desdeñados por un gobierno como hoy, con la llegada de la denominada cuarta transformación a Palacio Nacional. Llegó también el antifeminismo y el machismo más rancio. Apenas en tres años de gobierno se han eliminado programas de apoyo a las instancias de las mujeres en las entidades federativas y el de coinversión social y se disminuyeron otros, como el Fondo de Transversalidad, que tampoco es falso que apoyan instancias de mujeres en los municipios. Pero, también eliminaron el programa –y lo eliminaron ustedes, diputadas– pero también eliminaron el programa para promover la atención y prevención de la violencia contra las mujeres que ejerce la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra la Mujeres y el Programa de Salud Materna, Sexual y Reproductiva y el Programa de Estancias Infantiles, las estancias infantiles están eliminadas.
En cuanto a la eliminación de la red de Estancias Infantiles, debemos recordar que sí fue objeto de una recomendación por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cómo ven, pero cuando todavía era encabezada por su predecesor.
Sin embargo, no obstante, la importancia, la Comisión Nacional de Derechos Humanos ya bajo su gestión, nada ha hecho para restituir esa política pública que ofrecía un espacio digno, libre de violencia a más de 313 mil niñas y niños y permitía a sus madres ejercer al derecho del trabajo.
Está también el gravísimo problema de la militarización del país, presidenta. Cuando este poder Legislativo le aprobó al gobierno federal la creación de la Guardia Nacional, lo hizo con claridad de señalar en el texto de la Constitución que se trataría de una corporación de carácter civil.
Otro tema es, sin lugar a dudas, inexplicablemente en la que ha estado ausente, es el de la desaparición de 109 programas y fondos que procuraban en la mayoría de los casos la vigencia y mejora progresiva o algunos derechos.
Sé que la verdad incómoda, diputadas, pero pues ni modo, esa es la realidad. Y ya que mencionamos el recorte a los apoyos, a la protección de periodistas, ahí está desgraciadamente la muerte de una de ellas, que es la periodista Lourdes Maldonado.
Las maneras tan desaseadas en la que, presidenta, fue electa la forma tan cuestionable en la que se conducen algunos de sus funcionarios. El reglamento que le otorga todas las facultades a un subordinado, pero sobre todo, las ausencias absolutas de la Comisión ante los graves problemas nacionales en materia de derechos humanos, están poniendo en severo riesgo la viabilidad misma de la institución, la presidenta se encuentra aquí, no son ustedes.
Podríamos asegurar que somos testigos de otro claro ejemplo, del triste desmantelamiento de instituciones en este país. Tome su lugar y legitímese en la acción, señora presidenta. Muchas gracias, presidenta de este Congreso.
ooOoo