Intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, al presentar un dictamen de las comisiones unidas de Hacienda y Crédito Público y de Estudios Legislativos Primera, que establece las características de una moneda conmemorativa de los 200 años de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América.
8 de febrero de 2023
Versión de la intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, al presentar un dictamen de las comisiones unidas de Hacienda y Crédito Público y de Estudios Legislativos Primera, que establece las características de una moneda conmemorativa de los 200 años de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América
Con la venia de la Presidencia.
Honorable Asamblea:
A nombre de la Comisión de Hacienda y Crédito Público presento el dictamen para que se acuñe una moneda conmemorativa que celebra un evento de trascendencia histórica y de gran relevancia para México.
La relación más importante para nuestro país es, sin duda alguna, con los Estados Unidos de América. También es la relación más compleja, enriquecedora, vinculante e inmediata en términos de política exterior, comercial, cultural y social, con una frontera compartida de más de tres mil kilómetros de extensión, que a través de la historia ha conllevado a problemas y soluciones conjuntas.
La ubicación geográfica de México es el factor internacional que ha incidido de manera decisiva en nuestra situación económica, política e internacional.
La historia de las relaciones entre México y Estados Unidos de América ha transitado por líneas paralelas.
Con momentos difíciles y de éxito desde la independencia de ambos países se iniciaron las relaciones diplomáticas, es decir, hace dos siglos, con la finalidad y objetivos claros de fortalecer y reafirmar que somos dos naciones hermanas, que recorremos caminos unidos por siempre.
La vecindad es una dimensión geo histórica y geopolítica. Los dos países compartimos un espacio y una vecindad que es una realidad constitutiva y permanente, aunque de significado cambiante según las etapas.
Este rasgo geográfico pone un sello distintivo a la relación y la caracteriza por una interacción incesante y forzosamente más intensa y amplia, lo que representa la diferencia principal de la relación de Estados Unidos con otros países.
La historia de las relaciones bilaterales obviamente no se desarrolla de manera aislada o circunscrita a los sucesos de la región de América del Norte, sino que enmarca, se enmarca en el contexto de los regímenes que se suceden en el sistema internacional.
Es suficiente pensar que mientras en el siglo XIX Estados Unidos como nación emergente no era un actor central en tales procesos.
En el siglo XX ocupaba una posición central en la economía y la política internacional. Los vínculos entre México y Estados Unidos de América se ven afectados por las estructuras y las dinámicas del sistema mundial, al mismo tiempo que experimentan continuidades y cambios en los procesos históricos de la relación que son constitutivos en la experiencia de ambas naciones.
Como podemos constatar, la relación bilateral entre México y los Estados Unidos de América en su primer medio siglo fue testigo de contradicciones, amenazas y ambiciones. Lo que empezó por la búsqueda del reconocimiento y con un acercamiento comercial que transitó por etapas de reclamaciones territoriales y propuestas de compraventa, hasta que en 1848 tras el final de una guerra costosa para la parte mexicana se estableció una relación desigual.
A partir de la entrada en vigor del TLCAN, en 1994, la integración económica y ya no la distancia con el norte marcó la definición del interés mexicano.
Al iniciarse el siglo XXI México era ya tan interdependiente de la economía norteamericana como lo había sido en el momento excepcional de la Segunda Guerra Mundial. Hoy lo es mucho más, pero en un escenario en el que Estados Unidos también depende de México.
La entrada en vigor del TLCAN implicó el inicio de una nueva etapa de cooperación tanto cualitativa como cuantitativa entre México y Estados Unidos. Pasamos de ser vecinos distantes a socios económicos multiplicándose no sólo el intercambio comercial y financiero, sino también aumentando exponencialmente la densidad institucional entre los dos países.
Sin duda, nos encontramos en un momento de retos compartidos, en una etapa de nuevo entendimiento entre nuestras dos grandes naciones, sabiendo que nuestra relación bilateral es única ya que estamos unidos por siempre.
Al reconocer nuestra historia compartida comprendemos que la mejor forma de hacerlo es a través de acciones reales que beneficien a nuestras naciones, reconocemos que los encuentros bilaterales y de alto nivel nos permiten profundizar la integración mientras trabajamos juntos para tener una frontera moderna, segura y eficiente a la par de trabajar por un sistema migratorio ordenado y humano y compartir la visión de la necesidad de incrementar energías limpias ante el inminente cambio climático para proteger nuestro planeta.
Legisladoras y legisladores:
Es por todo lo anterior que propuse como iniciativa la creación de una moneda conmemorativa de los doscientos años de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, y que las Comisiones Unidas de Hacienda y Crédito Público y la de Estudios Legislativos, Primera, aprobaron por unanimidad como un símbolo de la tan trascendente fecha en la historia de nuestra relación que es la más importante de todo el mundo para nuestro país.
Esta moneda conmemora la historia de una relación única y especial, Estados Unidos no es sólo un vecino, es parte fundamental de nuestro futuro y un aliado indispensable en la construcción del nuevo orden mundial que está surgiendo después de la pandemia.
Por ello, voto su voto a favor de algo más que una moneda, un símbolo de unidad, un emblema de amistad y un signo de indudable valor histórico.
Es cuanto, presidenta.
Gracias.
ooOoo