Intervención del senador Damián Zepeda Vidales, al dar lectura a la semblanza del senador Juan Pablo Adame Alemán.
14 de diciembre de 2023
Versión de la intervención del senador Damián Zepeda Vidales, al dar lectura a la semblanza del senador Juan Pablo Adame Alemán, con motivo de su homenaje póstumo
Juan Pablo Adame Alemán, esposo de Eli, papá de Mateo, María, Rodri e Inés. Hijo de Dios, de Mayela y Marco.
Hermano de seis, Arma, Maye, Chano, Lupe, Pipe y Marijó. Y yerno de Caro y Memo. Gran persona y amigo.
Líder de una generación de jóvenes que han trabajado por el bien común y el humanismo trascendente.
Fue un joven político humanista que se destacó por su liderazgo natural, audacia, estrategia, disciplina, determinación y por ser fiel a sus convicciones.
Un hombre de una sola pieza. A temprana edad respondió a su vocación política y tras los años se mantuvo firme sabiendo que ese era el camino para llegar a alcanzar la plenitud de su alma.
Juan Pablo Adame Alemán fue un político mexicano que nació en Cuernavaca, Morelos, el 12 de septiembre de 1985.
Licenciado en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México. Maestro en Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad Panamericana. Y alcanzó el grado de Doctor en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto Nacional de Administración Pública.
Miembro del Partido Acción Nacional desde 2006. Fue coordinador de formación de jóvenes y coordinador general de la Secretaría Estatal del PAN en Cuernavaca, así como capacitador nacional.
Desde 2007 tuvo diversas responsabilidades en el Poder Legislativo. Llevó las relaciones internacionales del Grupo Parlamentario del PAN en Diputados del 2007 al 2009. Participó y fue colaborador en la Comisión de Juventud y Deporte del 2009 al 2011.
Reconociendo sus talentos y teniendo claro el rol del ideal de construir un México mejor, ciudadanizando a la política y politizando a la ciudadanía, fundó la Comunidad Latinoamericana de Jóvenes Humanistas Asociación Civil, la cual tuvo una presencia importante en Puebla, Ciudad de México y otras ciudades de influencia nacional.
Asimismo, fundó la Asociación Juvenil Nada Nos Detiene Asociación Civil. Desde ahí, tuvo la oportunidad de agrupar a una generación completa de políticos que trabajaban por el bien común. Actualmente existe y mantiene vigentes todos sus ideales desde su fundación.
Fue diputado federal en la 62 legislatura de 2012 a 2015, compañero de un servidor, en donde se desempeñó como secretario de la Comisión de Ciencia y Tecnología, integrante de las comisiones de Comunicaciones, Defensa Nacional, Juventud y Bicameral del Canal de la Televisión del Congreso de la Unión.
En la actual legislatura, siendo senador suplente, el 6 de septiembre de 2023, tomó posesión por un día como senador de la República, para presentar una iniciativa ante el pleno de la Cámara a fin de promover facilidades a familiares de personas con cáncer.
Su emotivo mensaje dejó honda huella en sus compañeros, en todos nosotros, en toda la población, diría yo, y una gran repercusión mediática.
Sin embargo, la carta, Un vaso de agua fría, del 29 de noviembre de 2023, redactada para explicar el avance de su enfermedad y la decisión de recurrir a cuidados paliativos en el seno de su hogar, sin menoscabo de la fortaleza de espíritu, fe y esperanza que le caracterizaron, conmovió e hizo reflexionar a muchos sobre la necesidad de disfrutar los detalles cotidianos de la vida, a veces pasados por alto cuando la salud y el bienestar son promisorios.
Fue secretario técnico del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional en el Senado desde 2018 hasta el día de su partida.
Durante este proceso difícil, donde su salud se vio comprometida, nunca, jamás, perdió la esperanza. Amó cada día más a su familia. Y se mantuvo fiel a sus convicciones.
Su fe se fortaleció día a día y le permitió dar un testimonio que ha marcado a nuestra época y que nos ha marcado a todos nosotros.
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Intervención de la señora Elisa Carolina Almazán Smith, esposa del senador Juan Pablo Adame Alemán, con motivo de su homenaje póstumo.
14 de diciembre de 2023
Versión de la intervención de la señora Elisa Carolina Almazán Smith, esposa del senador Juan Pablo Adame Alemán, con motivo de su homenaje póstumo
Buenas tardes.
Con el permiso de la Presidencia.
Me permito saludar a cada uno de los aquí presentes, en este lugar que tanto respetaba a Juan Pablo, desde esta tribuna, que hoy tengo la oportunidad y el privilegio de ocupar para dirigirles estas palabras.
Saludo a quienes siguen esta transmisión a través del Canal del Congreso o las redes sociales, y a quienes por cualquier causa o razón, sin poder estar presentes, han sido compañeros, amigos o colaboradores de Juan Pablo.
Saludo con respeto a los senadores y senadoras que fueron testigos de la vocación de Juan Pablo, y especialmente a quienes conforman el Grupo Parlamentario del PAN, donde él se profesionalizó y puso en práctica sus habilidades y talentos, así como a los que hicieron posible esta ceremonia para honrar la memoria y legado de mi esposo.
Estar aquí frente a ustedes es un privilegio. Con mucho respeto, les agradezco el tiempo que me han brindado para hablarles de los casi 20 años de vida que compartimos de la mano Juan Pablo y yo.
Mientras emprendimos la amorosa tarea de formar una familia tras 12 años de casados, y que hoy me acompañan mis hijos: María, Rodrigo e Inés.
Desde que nos conocimos en 2003 ya era un joven con un gran liderazgo, ágil con las palabras y con una ferviente vocación que, entre otras cualidades, hicieron que me llamara la atención.
Juan siempre fue audaz, transparente, soñador, perseverante y luchador. Su liderazgo nato le permitió destacar y ser capaz de lograr cosas que parecían imposibles.
No se le cerraban las puertas, ni los caminos, ni los diálogos para encontrar opciones y generar puentes para hacer buena política; política encaminada siempre a buscar el bien común.
Nada nos detiene, fue su lema, y nada lo detuvo hasta el último respiro.
En la dinámica política, siempre reconocí en Juan Pablo sus habilidades para conciliar con empatía y su capacidad para formar amistades basadas en el respeto y el encuentro. Amistades que trascienden y que ahora yo los considero familia. En muchos de ellos sembró la semilla de la fe, de la lucha y el amor por México, de la esperanza, el optimismo y la democracia.
Hace tres meses, en una histórica sesión, desde esta tribuna, Juan Pablo movió corazones y conmovió agendas de todos los colores.
Además de expresarles mi gratitud, les pido ir hacia adelante para materializar el sueño de Juan Pablo, quien con su profunda empatía social y personal, buscó sensibilizarnos con la última de sus causas, la de diseñar estrategias para brindar apoyo a todas las familias que cuidan de un enfermo con cáncer, así como asignar más recursos para la atención de esta enfermedad.
El día de hoy yo les pido, en aras de darle continuidad, adopten como agenda en el último tramo de esta Legislatura, la dictaminación de estas ideas que harán trascender su legado. Sean ustedes, senadores y senadoras, la voz permanente de las familias que, así como la nuestra, enfrentan el duro reto de vencer esta enfermedad. Lograrlo, revivirá la voz de un joven que, con un profundo amor a su país, ha querido que su lucha no termine.
Este homenaje resulta ser un momento oportuno para decirles gracias. Gracias a cada uno de ustedes que lo motivaron, que lo acompañaron en proyectos o campañas, que lo visitaron en su recuperación o mientras le aplicaban las quimioterapias, a quienes se hicieron presentes en sus días de mayor debilidad para encontrar fuerza en charlas cotidianas, y también a quienes se volvieron hermanos de vida y socios laborales.
Juan Pablo fue siempre un hijo orgulloso de la familia en la que creció. No tengo duda…, no tengo duda que su vocación, amor a México y su amor a Dios se forjaron en medio de los valores de sus padres y la unidad de sus hermanos.
Es invaluable lo que guardo por ustedes en mi corazón. Gracias siempre a mis papás y familia por su amor dulce y porque no me han soltado.
María, Rodrigo e Inés, papito ya está en el cielo y él estaba orgulloso de cada uno de ustedes, y cada uno tiene lo mejor de él, no habrá día que no lo recordemos y muchas veces su ausencia nos dolerá. Pero él nos dio la muestra de amor más grande, que fue luchar ante una enfermedad que, a pesar de debilitarlo, sonreía; que, a pesar de causarle dolor, nunca se quejaba, nunca dijo: “no puedo”.
Luchó y vivió haciendo de cada día ordinario algo extraordinario. Me toca quedarme y recordarles quién fue.
Los que nos quedamos nos toca aprender de él. Y hacer que nuestra vida valga. Disfrutar y darle sentido a nuestras vidas.
Decías que tu corazón latía por nosotros. Tus cuatro corazones. El nuestro ahora late por dos porque aprendimos de ti a no rendirnos y a amarnos profundamente.
Gracias por el amor sincero que nos tuvimos. Fuiste valiente hasta el último respiro. No tuviste miedo porque sabías lo que te esperaba en el cielo.
Extrañaré tu mano al dormir… Extrañaré verte a los ojos y comunicarnos con la mirada. Extrañaré tus simplezas y sarcasmos. Pero te ganaste el cielo. Y hoy sólo me queda decirte: gracias. Porque nos amamos en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las tristezas; y que, a pesar de que duele tu partida, nos quedamos con la esperanza de volvernos a encontrar.
No hay duda de que estás en el cielo. No tengo duda que tu vida valió la pena. Y que fue una vida bien vivida.
Nos enseñaste a los que nos quedamos a disfrutar lo sencillo y valorar lo grandioso.
Nos toca continuar con tu legado. Nos toca hacer que valga la pena cada vaso de agua fría, porque nos enseñaste en carne propia que al final el amor siempre vence.
Muchas gracias.
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Intervención de la senadora Josefina Vázquez Mota, en el homenaje póstumo al senador Juan Pablo Adame Alemán.
14 de diciembre de 2023
Versión de la intervención de la senadora Josefina Vázquez Mota, en el homenaje póstumo al senador Juan Pablo Adame Alemán
Muy buenas tardes.
Mi muy querido Juan Pablo, las y los senadores de tu Grupo Parlamentario te recibimos hoy con profundo amor y gratitud.
Abrazamos también con enorme cariño a toda tu familia, a todas tus amigas, a todos tus amigos, especialmente a Eli, a María, a Rodrigo y a Inés.
Presidenta, quiero agradecer a la Mesa Directiva, a la Junta de Coordinación y a todos los grupos parlamentarios que están haciendo posible esta ceremonia luctuosa.
Hubo la voluntad, el cariño inmediato y la decisión de hacerlo conjuntamente.
Hoy estamos aquí, Juan Pablo, para honrar tu vida, para que en esta tribuna tus palabras trasciendan y trasciendan de lo instantáneo para que se conviertan en eternas y marcar con ellas nuestras vidas y las de muchas más.
Déjame contarte que el domingo 3 de diciembre recibí una llamada con esa prisa amorosa que me dijo: José, es mejor que llegues pronto para que lo encuentres consciente, porque la hora ya está cerca.
En menos de dos horas nuestras manos estaban unidas nuevamente y aunque tus ojos permanecían cerrados, tu alma y tu corazón estaban más vivos que nunca.
Estaba rodeado de un amor infinito por Eli, María, Rodrigo e Inés; por tus papás y hermanos; por tus suegros y tus amores más cercanos.
Ese día, ese domingo, tomados de nuestras manos, volviste a decirme que estabas en paz y que el cielo te esperaba.
En esta conversación tan única y entrañable, hablaste de la alegría que se significaba poder tener una ceremonia luctuosa aquí en el Senado.
Y aquí está tu ceremonia, mi querido Adame. Aquí tomas tu palabra. José protesta como senador de la República apenas el pasado 6 de septiembre.
Gracias, senador Mancera, por tu generosidad infinita.
Me dijiste también lo siguiente: José, diles a todas las senadoras y senadores que siempre quise servir.
Hoy estamos aquí honrando tu vida, tu amistad, tu legado de amor y tu fe inquebrantable que te hacen único e irrepetible.
Qué mejor manera de honrar tu vida que traer a esta tribuna tus propias palabras, que darte voz hoy que estás aquí con nosotros.
El 30 de abril del año 2022 compartiste en tus redes: “Tengo cáncer. Me enteré de esta noticia en Semana Santa. Asumí que esta era la cruz que me tocaba cargar y voy a abrazarla. Vivo el amor. Se imaginan que después de 10 años de casados, una noche después del trabajo, tu esposa hable contigo y te diga que tienes un tumor que cubre casi la totalidad de tu estómago y ahí mismo te diga que vamos a superar esto juntos; ella es el amor en persona. Ella es la muestra más grande de entrega que he conocido. Ella es el motivo por el cual sigo fuerte. Los hijos, –así lo escribió–, son la alegría y la esperanza de la vida.
“María, Rodrigo e Inés son tres corazones en mi interior que intercambié por todo lo que hoy me falta en mi cuerpo. Ellos viven cada día para ser felices, para regalarnos besos y abrazos.
“No hay nada más valioso que la familia. Bendito Dios que conté con mis papás y hermanos en esta etapa de mi vida. Yo no los elegí ni ellos a mí.
“Ser el hermano mayor de una familia de siete hermanos ha sido un regalo inmerecido. Pero hoy doy gracias por una familia tan grande que decidieron tener mis papás. Doy gracias porque estamos todos juntos, por su entrega y su ayuda.
“Dios existe. Aquí no pienso entrar a debate.
“Yo sentí a Dios en las manos de mi cirujano, en el amor de mi esposa y mis hijos, en el apoyo de mi familia, de la entrega de mis amigos.
“Veo a Dios cada día que estoy vivo y puedo agradecerle por un día más en este plano terrenal.
“Sé que un día lo sentiré más cerquita cuando sea llamado al cielo, pero mientras tanto, estoy aquí para disfrutar cada año, cada mes, cada día, cada instante que mi corazón lata.
“La amistad verdadera es invaluable. Qué importante es tener amigos verdaderos en esta vida. Y esta vez yo los necesité y exprimí muchísimo. Algunos me daban abrazos de oso que sentía que cobraban mis frágiles huesos”.
Hoy en la mañana, Xóchitl Gálvez me pidió agradecerte cuando la rescataste en aquella intensa sesión de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Y la “Wera” Reynoso, me acaba de escribir hace unos minutos, porque está atendiendo también un tema de salud. Y me ha pedido que te diga, Juan Pablo, que va a honrar tu vida atendiendo su salud, su vida y aprendiendo de ti siempre frente a las adversidades.
También nos dijiste lo siguiente: “Quiero tomar estos seis meses como aquella peregrinación que hice en Santiago de Compostela. La tomo como un peregrino más que se encontrará buenos y malos momentos, pero sabe que siempre habrá una mano amiga o una sonrisa de otro peregrino.
“Tengo cuatro corazones dentro de mí que me están dando energía, fortaleza y amor todos los días. Eli y María, Rodrigo e Inés, ellos son todo”.
En la noche del 31 de octubre del año 2022, también nos contaste que recibiste tu última quimioterapia. Tú creíste que era la última, aunque vendrían muchas más, y nos dijiste lo siguiente: “Me invade el miedo, el nerviosismo y la falta de sueño. Cuántas cosas han pasado en estos seis meses, los días más difíciles de mis 37 años de existencia, aprendí a valorar mi cuerpo.
“Les quiero pedir algo más: disfruten la comida y la bebida, cada bocado, cada sabor, olor, platillo. Disfruten la compañía de quienes están con nosotros. No son ustedes en la mesa. Brinden y gocen cada encuentro”.
Este 14 de julio del 2023 también nos dijiste que el visitante incómodo había regresado: “Después de casi un mes metido en dos hospitales, podré salir de aquí caminando. Vuelvo a casa, en donde siempre quiero estar”.
El 6 de septiembre, aquí, tomaste protesta como senador. Y nos dijiste que estabas aquí dando una batalla por la vida, que el cáncer había vuelto, pero que nada te iba a detener. Presentaste una iniciativa, que hoy tenemos en nuestras manos y que te aseguro lucharemos conjuntamente por ella, por las familias que tanto lo necesitan, y ese punto de acuerdo para invertir más en los enfermos con cáncer.
El 29 de noviembre, muy temprano, te busqué en el hospital. Ya no pudiste contestar, pero me mandaste una instrucción. Que leyera tu mensaje de un vaso de agua fría aquí en esta tribuna. Y entonces, tus palabras nos cimbraron.
“Toca entrar a cuidados paliativos. Asumo esta nueva situación de mi vida con la seguridad de que el cielo me espera. Dios sabrá el día y la hora”.
¿Sabes, Juan Pablo? Son tantas lecciones de vida, de amor, de resiliencia y de fe, que necesitamos tiempo para asimilarlas y algún día ser capaces de transformar nuestras vidas con tu ejemplo y tu inspiración.
Todas y todos hoy te decimos: gracias.
Y hoy nuestro amor estará presente en quienes tú llamaste tus cuatro corazones. Cuentan con nosotros siempre.
¿Sabes, María? Todos los que estamos aquí amamos a tu papá, y decidimos que fuera nuestro amigo, y también somos tus amigos, de Inés y de Rodrigo. Y siempre van a contar con nosotros.
Finalmente, mi querido “Adamio”, sólo te decimos hasta pronto, con la certeza de que el cielo te abrazó desde el primer instante en que tu corazón dejó de latir. Nada te detuvo para vivir, pero lo más importante es que tampoco nada te detuvo para llegar al cielo.
Senador Juan Pablo Adame, celebramos tu vida, esa vida que tú honraste, como solía decir Beatriz, no es lo mismo vivir que honrar la vida.
Hoy en este homenaje, brindamos con este vaso de agua fría que ya no pudiste saborear. Que Dios te bendiga, porque nosotros bendecimos tu vida y tu amistad. Te amamos.
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