Intervención en tribuna de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, para presentar iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman diversas disposiciones de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, de la Ley General de Protección Civil, de la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y de los Municipios, y se expide la Ley del Fondo para Desastres Naturales.
29 de noviembre de 2022
Versión de la intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, para presentar iniciativa que reforma diversas disposiciones de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, la Ley General de Protección Civil, la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y de los Municipios, y que expide la Ley del Fondo para Desastres Naturales
Gracias, presidente. Con su venia.
Honorable Asamblea:
La vida y la integridad física de las y los mexicanos debe ser de las más altas prioridades de un gobierno auténticamente humanista.
Desde que la actual administración llegó al poder su marca distintiva ha sido la tragedia, el saqueo y la destrucción. Son interminables los desastres ocasionados por omisiones graves, desde derrames petroleros con grandes afectaciones a nuestros ecosistemas, hasta la pérdida de vidas humanas por la inacción de las autoridades y los impedimentos para acceder a recursos, como sucedió al inicio del sexenio, cuando en Hidalgo perdieron la vida cerca de 100 personas.
Ningún proyecto político ni ningún movimiento justifican la muerte de una sola persona, pero tal parece que para este gobierno la vida humana es prescindible. Primero están los caprichos presidenciales, las dádivas económicas, las obras faraónicas inservibles y los apoyos clientelares.
Debido a su ubicación geográfica, características climáticas, orográficas e hidrológicas, así como por su actividad volcánica y sísmica, México es susceptible al impacto constante de distintos fenómenos naturales con potencial para provocar desastres.
Huracanes, lluvias atípicas, terremotos, inundaciones y sequías cuestan la vida de cientos de personas cada año, pero a este gobierno parece no importarle quién muera, porque todo lo reduce a números.
Tenemos autoridades indolentes e insensibles, que justifican tragedias para defender proyectos personales. La depredación de recursos públicos ha sido la marca distintiva de este sexenio.
La rapiña no conoce límites, casi acabaron con el Fondo de Estabilización, de 205 mil 600 millones de pesos, ahora solo cuentan con la mínima cantidad de 25 mil millones de pesos. Desaparecieron 109 fideicomisos sin justificaciones y el Fondo de Desastres Naturales, el Fonden.
Todo ello ha sido insuficiente para financiar presupuestos ideológicos, obras eternas que aún no se entregan y que operan en la total opacidad. Entregas en efectivo a cúpulas del partido en el poder, dejando de lado las verdaderas y altas prioridades de la Nación.
El Fonden era un instrumento interinstitucional que tenía como objetivo ejecutar acciones, autorizar y aplicar recursos para mitigar los efectos que produzca un fenómeno natural perturbador en el marco del Sistema Nacional de Protección Civil.
Gracias al Fonden se podía reestablecer rápidamente la infraestructura crítica y gradualmente recuperar la normalidad para las comunidades afectadas.
Hoy, los desastres y sus graves consecuencias se ignoran y las voces de las personas damnificadas se silencian, pero el dolor del pueblo de México no se puede ocultar, la pérdida de patrimonios y lo que se peor, de vidas humanas nos ofende día a día.
La desaparición del Fonden fue una de las pésimas decisiones presidenciales, que con la cancelación del Seguro Popular o la cancelación del reparto de medicinas sólo ha causado dolor, muerte y desesperación.
Actualmente, la política económica se encuentra en un endeble momento, ante la fragilidad de políticas públicas, el incierto contexto global de crecientes conflictos geopolíticos, las consecuencias económicas y sociales por la pandemia del Covid 19 y una potencial desaceleración de la economía mundial.
Factores como los desastres naturales y la transición de una economía con menores emisiones de carbono tienen el potencial de generar desajustes fiscales en un año determinado y podrían requerir cambios de política o medidas para enfrentarlos.
Es decir, fiscalmente el país no cuenta con un apancalamiento real y sostenible ante potenciales y eventuales desastres naturales.
Por ello, propongo, con esta iniciativa, reparar el daño que este gobierno ha causado en materia de protección civil y de prevención de desastres naturales.
Con ello se regresaría a un esquema que antes era funcional, transparente y que apoyaba los gobiernos estatales y municipales para poder contar con los recursos suficientes ante desastres naturales que seguirán ocurriendo debido a nuestra ubicación geográfica.
Senadoras y senadores:
Estamos todavía a tiempo para rectificar el rumbo y dar los pasos necesarios desde este Senado para atender las prioridades reales de las personas y no sólo de los deseos presidenciales.
Este Senado representa a todas y a todos los mexicanos y su diversidad es la expresión de las fuerzas políticas que dialogamos, debatimos y acordamos.
Es el momento de dejar de legislar para sólo atender prioridades presidenciales, por encima del jefe del Estado está un México que espera respuestas de todas y todos nosotros y no sólo reformas cosméticas o leyes nocivas que garantizan la continuidad de un proyecto destructor.
Es cuanto, presidente.
ooOoo