Intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, al referirse, en el apartado de la Agenda Política de la sesión de la Comisión Permanente del Congreso, a la Cumbre de las Américas.
8 de junio de 2022
Versión de la intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, al referirse, en el apartado de la Agenda Política de la sesión de la Comisión Permanente del Congreso, a la Cumbre de las Américas
Con la venia de la Presidencia.
Honorable Asamblea:
En el Partido Acción Nacional reprobamos abiertamente la postura del gobierno mexicano de no asistir a la Novena Cumbre de las Américas, la ausencia de México tendrá, sin duda alguna, costos políticos importantes en materia de política exterior y de integración comercial.
El Presidente sigue sin entender que la mejor política interior es la política exterior; el Presidente parece no comprender que la nueva dinámica mundial que se está dando después de la pandemia demanda la actuación decidida de los líderes de las naciones para fomentar nuevos equilibrios regionales y forjar nuevas alianzas productivas.
Estamos ante una renuncia más del Presidente, quien ha optado por encerrarse en su palacio y en sus temas mañaneros, en lugar de abrirse a un mundo cada vez más interconectado.
Con la ausencia, el Presidente ha roto una rica tradición diplomática de presencia ininterrumpida de los jefes de Estado de México en las cumbres.
Por vez primera en la historia de la Cumbre no tendremos una representación de alto nivel, no podremos dialogar al tú por tú con jefes de Estado y de gobierno, quienes saben que su asistencia era prioritaria para definir la agenda del continente.
El Presidente anunció su decisión argumentando que había que invitar a todas las naciones, incluyendo a las dictaduras que violan abiertamente la Carta Democrática Interamericana.
Es triste y lamentable que México apoye abiertamente a dictaduras en lugar de encabezar una agenda auténticamente progresista, la agenda de los derechos y las libertades, la agenda de un auténtico Estado de derecho, la agenda de la paz y de la prosperidad.
La decisión presidencial se comunicó sin recurrir a los canales diplomáticos habituales, exhibiendo públicamente el desprecio presidencial por la política exterior.
La ausencia es una pésima señal a nuestro vecino país del norte y una muestra de que estamos dispuestos a aliarnos con naciones que violan los derechos, limitan libertades y promueven el autoritarismo y la violencia contra la propia población.
Con estas decisiones no se abona a un sano clima de negocios que nos posicione como un actor confiable ante la comunidad internacional, los múltiples caprichos presidenciales nos están convirtiendo en un país impredecible, las inversiones no llegan y los capitales se fugan día con día.
Todos los días el Presidente se esfuerza en deteriorar aún más la imagen de México en el exterior, en dinamitar nuestras relaciones internacionales, en minar los principios de la cooperación entre México y sus principales socios y aliados comerciales.
Hay que recordarle al Presidente que es su obligación constitucional dirigir la política exterior y que la Cumbre era el foro ideal para expresar sus preocupaciones sobre la integración continental.
Era obligación del Presidente estar presente en la Cumbre para contribuir a enfrentar los desafíos más importantes, como la migración, la cooperación contra el crimen organizado, la salud pública, la generación de oportunidades para la inversión, los intercambios comerciales y el desarrollo sostenible, y defender y apoyar a nuestros connacionales que viven en los Estados Unidos.
En lugar de posicionarse a la vanguardia de estos temas, el Presidente prefirió defender la inclusión de elites corruptas, de Nicaragua, Cuba y Venezuela, lo que aísla a México de un mundo democrático y libre.
La ausencia a tan importante reunión es una oportunidad más perdida para México. Hoy, en lugar de asumir el liderazgo regional y mirar hacia el sur, consolidar la Alianza del Pacífico y replantear las relaciones con Brasil, se ha tomado una decisión unilateral.
Senadoras y Senadores, concluyo, presidenta, es triste que el Presidente de todas y todos los mexicanos anteponga sus delirios individuales a los auténticos intereses nacionales y que esté más preocupado por lo que declaran, en este caso, los Senadores de los Estados Unidos, que por los acuerdos y temas realmente importantes para nuestro país.
No cabe duda de que a López Obrador le quedó grande el traje presidencial y Jefe de Estado.
Es cuanto.
ooOoo