jueves, mayo 16, 2024

Senadora Kenia López Rabadán, en la conferencia de prensa con motivo del Día Internacional de la Mujer en el CEN del Partido Acción Nacional

 

Intervención de la senadora Kenia López Rabadán, en la conferencia de prensa con motivo del Día Internacional de la Mujer en el CEN del Partido Acción Nacional

 

Muchas gracias, señor Presidente.

Muchas gracias por este evento, muchas gracias por esa visión de género, por ese entendimiento de “las otras”, y felicidades a todas mis compañeras por estar aquí levantando la voz. Que este pañuelo morado sea el significado de nuestra lucha, cada día que estemos en una tribuna, cada día que estemos levantando la voz a favor de las mujeres.

La violencia que vivimos en el país y que cada vez se vuelve más impune tiene dos fundamentos: por un lado, la normalización de la violencia en espacios cotidianos y su condonación desde los espacios más altos de poder, y por el otro, la renuncia del gobierno mexicano a hacer su trabajo.

Las mujeres somos víctimas cotidianas de ambos fenómenos y por eso es tan importante seguir evidenciando y aprovechar días como hoy, días como el 8 de marzo, que contamos con la atención y los espacios para manifestarnos, para insistir en la urgencia de atender la violencia de género en nuestro país.

En primer lugar, es necesario señalar que por mucho que hemos avanzado en adquirir consciencia de la realidad en la vida que las mujeres tenemos, la violencia no para, al contrario, la violencia sigue en aumento.

En lo que va de este gobierno, más de 12 mil mujeres han sido asesinadas. Diario, compañeras y compañeros, diario mueren 11 mujeres al día por feminicidio u homicidios dolosos. Hace apenas unos años, la cifra era de 7, hoy es de 11; hemos, lastimosamente, visto el crecimiento en casi un 50 por ciento en la muerte de las mujeres.

En lo que va del sexenio, casi 7 mil mujeres han desaparecido, 900 han sido secuestradas y mil 400 más son víctimas de trata.

Las denuncias de violencia de género se han incrementado en un 30 por ciento sólo entre el 2019 y 2021.

La violencia intrafamiliar ha crecido un 20 por ciento, es decir, la violencia no sólo no para, sino que empeora.

Y esto, debemos decirlo de frente, es responsabilidad directa del Estado mexicano y el Presidente de la República juega un papel protagónico en ello.

Con un discurso que minimiza nuestras problemáticas y con decisiones presupuestales que han cancelado nuestros derechos, uno por uno.

Desde 2019, el Presidente ha disminuido la capacidad del Estado mexicano en lo general y la atención de las mujeres en lo particular.

Ha aniquilado, uno tras otro, programas que habían dado a las mujeres la posibilidad de trabajar, de alimentar y cuidar a sus hijos para ofrecer un mejor futuro.

Desde la eliminación de las estancias infantiles y hasta la cancelación del programa de escuelas de tiempo completo, pasando por la eliminación de albergues para víctimas de violencia, la disminución de pruebas de Papanicolau, el desabasto de medicinas y la suspensión de tratamientos de cáncer de mama; 20 programas dirigidos a mujeres han sufrido recortes presupuestales y el presupuesto etiquetado para equidad de género es una estafa en donde metieron todo tipo de programas que cuentan con beneficiarias mujeres, sí, pero también hombres, y que no tienen ni un renglón de perspectiva de género.

El Presidente parece tener una agenda clara para debilitar a las mujeres.

No sólo eso, cuando ha sido confrontado con estas estadísticas, ha tenido la osadía de decir que las denuncias son falsas o que hay alguna agenda secreta o conservadora, para desestabilizarlo.

Hasta en la violencia contra las mujeres, la víctima otra vez es él.

El movimiento del 8 de marzo del 2020 sacó de balance al gobierno. Se pintaron varias ciudades de morado. El año pasado se mermó la capacidad de convocatoria evidentemente por la pandemia.

Esa pandemia que el Presidente dice que le ha venido como anillo al dedo.

Esa pandemia a la que ha querido responsabilizar por la pauperización del país, aun cuando la realidad es que él no quiso asumir ninguna decisión que protegiera a los más pobres.

El resultado es que todos estamos peor con López Obrador, pero otra vez, las más lastimadas han sido las mujeres, nos quiere ver débiles y desarticuladas como movimiento, quiere cuestionar a los feminismos, quiere cuestionarnos a las mujeres. No señor Presidente, no quiera descalificar la lucha histórica.

La marcha de mañana no será con marros y sopletes, será una marcha con espíritu y anhelo de que su gobierno se ponga a trabajar a favor de las mujeres.

Las mujeres en México no queremos una mansión en Houston, ni una alberca gigante, queremos paz, justicia e igualdad.

Ya amurallaron Palacio Nacional porque el Presidente teme enfrentarse al país que está destruyendo.

No quiere vernos a la cara. No quiere vernos y mucho menos quiere escucharnos.

Las mujeres marcharemos, marcharemos para exigir nuestros derechos; marcharemos para exhibirlo en su cobardía y su irresponsabilidad.

Quería gobernar, ahora que gobierne bien, que gobierne también para nosotras, no sólo para su familia.

Que deje de atacar a las mujeres con sus decisiones presupuestales y que deje de minimizar nuestro coraje con su indolencia.

Muchas gracias, Presidente.

 

ooOoo

 

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