23 de marzo de 2022
Versión de la conferencia de la senadora Indira de Jesús Rosales San Román, acompañada por senadoras y senadores del PAN
SENADORA INDIRA DE JESÚS ROSALES SAN ROMÁN (IJRSR): Buenos días a todas y todos, agradezco la presencia de los medios de comunicación y a quienes nos acompañan a través de las redes sociales.
El día de hoy estamos presentando una iniciativa de la cual estoy segura contribuirá a garantizar los derechos de la niñez de un sector poco visible, de un sector del que poco se habla, pero que mucho nos duele.
Se trata de las niñas y niños que habitan en las cárceles de México. Se trata de menores que nacen en las cárceles de nuestro país y que lo único que conocen son las cuatro paredes de las celdas que habitan.
Se trata de niños y niñas que, por el simple hecho de nacer en estas condiciones, quizá se encontrarán en una situación de desventaja para toda su vida. Y cuando hablo de esto me refiero a lo difícil que es la vida de estos niños al interior de los centros penitenciarios.
Pues por más optimistas que queramos ser, la realidad actual es que las condiciones en las cárceles no son las adecuadas para permitir que un niño o niña viva ahí.
Hemos visto testimonios, como el de Nancy, que narra lo duro que es conseguir alimentos básicos para su hijo. O como el de Sandra, que dejó por un momento a su hija para recibir una visita, y cuando regresó se percató de que la menor había sido violada por uno de los internos. O como el de Viridiana, que vive en una pesadilla constante tan sólo de pensar que cuando su hijo cumpla tres años lo separaran de ella.
Y podría seguir con una serie de testimonios desgarradores, de voces de mujeres que gritan, que piden a gritos ayuda, y que sólo quieren lo mejor para sus hijos e hijas.
Pero no es momento de lamentar, como legisladores tenemos la obligación de generar condiciones para cambiar esta realidad.
Hoy tenemos en nuestras manos la posibilidad de crear un futuro diferente para las niñas y niños que, por situaciones ajenas, hoy viven en la cárcel.
Ya basta, los niños y niñas no tienen la culpa.
Por ello la iniciativa que se propone versa especialmente sobre dos ejes, el primero, se refiere al deber de aplicar una pena alternativa a la prisión para las madres o mujeres embarazadas.
En este supuesto, el juez deberá analizar el caso en concreto y, acreditados ciertos requisitos, otorgará una pena que no será la cárcel. De modo que la cárcel para mujeres madres de familia, o mujeres embarazadas, sea considerada como una pena excepcional.
El segundo eje, se refiere a los casos excepcionales de mujeres madres de menores que se encuentren en las cárceles con sus hijos.
Y versa específicamente sobre una modificación a la Ley de Coordinación Fiscal, de modo que el Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública de los Estados y del Distrito Federal, considere como uno de sus criterios, a la población femenina y, con base en ello, se otorguen más recursos públicos para poderse destinar a la creación y adaptación de infraestructura para los hijos e hijas de madres en prisión; para la atención, cuidado y recreación de estos niños; para que las mujeres reciban atención médica especializada; capacitación de custodias o guardias en cuanto al trato de las mujeres y niñas, entre otras cuestiones.
Tenemos que recordar que nuestros niños y niñas que se encuentran en reclusión no tienen la culpa.
Sin más, me gustaría cederle el uso de la voz a Saskia Niño de Rivera, presidenta de la Fundación REINSERTA. Una mujer enteramente dedicada a hacer visible el mundo invisible de las niñas y niños en prisión.
Saskia muchas gracias por el apoyo.
SASKIA NIÑO DE RIVERA (SNR): Muy buenos días. Muchas gracias, gracias a los medios de comunicación, a los senadores de este parlamento por recibirme el día de hoy y por avanzar este tema, Indira, muchas gracias, tan importante que es el de la reclusión con perspectiva de género.
Y quiero iniciar con una historia que me parece que es bastante simbólica respecto a la realidad de la infancia en prisión.
Hubo un caso en Chile, donde una mujer que estaba acusada de dos homicidios le informan que su hijo de siete años de edad tiene leucemia y que va a morir pronto.
Ella escribe una carta pidiéndole al director del penal que haga el esfuerzo y que despliegue a los elementos de seguridad necesarios para que puedan llevarla al hospital para despedirse de su hijo y estar con su hijo en este proceso tan doloroso.
El director del penal se ofende, cómo es que una mujer tan violenta y una mujer que ha dañado tanto al país se atreve a pedir un permiso como estos, ser la ex opción a la regla.
Cuando el niño muere, la mujer escribe una carta que llega hasta las manos de la ONU y ella en la carta lo que dice, y hay que reflexionar, es, sin duda yo no tenía el derecho de estar cerca de mi hijo, yo no tenía el derecho a que se brindar una atención excepcional para mí por todo lo que yo he hecho en este país, y sin embargo, mi hijo sí tenía el derecho de tener a su mamá cuando estaba muriendo.
Y me parece que esta historia dibuja e ilustra muy bien lo que tenemos que ver cuando hablamos de reclusión con perspectiva de género, una cosa es las mujeres que están en prisión y otra cosa es la infancia cuyas madres están en prisión.
Y tenemos que verlo ya como lo estipula la Ley de Ejecución Penal, el derecho superior del menor, qué es lo mejor para el niño. Tendemos a malentender en este país que la justicia es sinónimo de venganza.
Muchas veces nos vengamos de las mujeres en prisión, afectándolas directamente con lo que más les duele, y en la mayoría de los casos en con su maternidad, con sus propios hijos.
El 83 por ciento de las mujeres que están en prisión hoy son hijos de menores de 18 años. La gran mayoría, les estoy hablando de casi el 80 por ciento de esas mujeres, eran el sustento económico de sus menores.
Este país tiene una deuda pendiente, no solamente con los niños que nacen y viven en prisión, pero con todos aquellos niños cuyos padres están en prisión y tienen una especie de orfandad porque su desarrollo y su relación con los padres se delimita a que puedan tener esa llamada telefónica en un punto del día, si hay suficiente crédito para que puedan hablar con sus mamás o que puedan desplazarse y muchas veces gastándose 500, 600, 700 pesos para que puedan ingresar una vez al penal y puedan ver a sus mamás.
Entonces, celebro esta iniciativa, senadora, senadoras, senadores, la celebro porque creo que la ley que en su momento impulsamos desde REINSERTA, el apartado de maternidad en la Ley de Ejecución hoy se queda corto en lo que hemos aprendido, la crianza, el desarrollo de estos menores tiene que ser un eje central.
La cárcel no puede ser una limitante para que estos niños puedan desarrollarse de la mejor manera posible y que se les puedan garantizar todos sus derechos.
Desde REINSERTA estamos comprometidos con la infancia en prisión, estamos comprometidos con los niños cuyos papás están en prisión y celebro que el Senado, que los senadores se suban a esta causa ahora buena y a seguir trabajando por la infancia detrás de las rejas en nuestro país. Gracias.
IJRSR: Muchas gracias.
ooOoo