Intervención del senador Miguel Márquez Márquez, al presentar una iniciativa que expide la Ley que crea el Fondo para la Repatriación Digna.
Ciudad de México, a 6 de febrero de 2025
Versión de la intervención del senador Miguel Márquez Márquez, al presentar una iniciativa que expide la Ley que crea el Fondo para la Repatriación Digna
Con su permiso, señor presidente; estimadas senadoras, senadores.
Hoy dos temas que quiero plantear aquí ante esta Honorable Asamblea: tema salud y tema migrantes.
Primero el tema de salud, va todo el apoyo y solidaridad para los trabajadores de los hospitales de alta especialidad en nuestro país.
En mi estado, en Guanajuato, en Chiapas, en Tamaulipas, en Yucatán, en Oaxaca, en el Estado de México, que se encuentran en paro por una simple y sencilla razón: por la falta de material quirúrgico, la falta de medicamentos, lo básico para operar en estos hospitales.
Por eso, hago un llamado y un exhorto a la Secretaría de Salud federal, al gobierno federal para actuar de inmediato en ello y, sobre todo, referirnos de alta especialidad en el tema del cáncer, la falta de medicamentos para nuestras niñas, niños, jóvenes, adultos, que hace imposible el pago de estos medicamentos.
Nada más se les va la vida, se les va la salud, se les va el patrimonio, es imposible para nuestras familias.
Por eso, nuevamente mi solidaridad con todo el personal de estos hospitales, con las familias y, especialmente, con nuestras niñas y niños que padecen cáncer.
Se acaba de conmemorar el día 4 de febrero el Día Internacional contra el Cáncer y ayer fue el día 5 de febrero, día de nuestra Constitución, vaya forma de conmemorar, violentando uno de sus derechos más importantes en el artículo 4 de la Constitución, como lo es el derecho y el acceso a la salud.
Y también otro tema muy importante. Me dirijo ustedes también en el tema de los migrantes, con el ánimo de proponer dos iniciativas en favor de nuestras hermanas y hermanos migrantes.
Toda nuestra solidaridad también por las dificultades que están pasando. Una reforma constitucional y una ley que crea un fondo, ambas enfocadas en la repatriación digna.
La reforma constitucional busca adicionar un tercer párrafo al artículo 11 de nuestra Carta Magna, para que, de forma clara y precisa, se garantice que toda mexicana y mexicano, ya sea viva o haya fallecido en el extranjero, tiene derecho a regresar a su tierra natal.
Esta adición no es sólo una cuestión jurídica, es una cuestión de humanidad, es un compromiso con nuestras raíces, con nuestras familias, con la dignidad de cada mexicana y mexicano.
En este tenor, y con el ánimo a robustecer y fortalecer la reforma constitucional, se pretende crear un fondo público destinado a cubrir los gastos de repatriación de nuestros compatriotas fallecidos en el extranjero, cuyo costo oscila entre los 2 mil y hasta los 9 mil dólares, una cantidad imposible para nuestras familias.
Este fondo, administrado por el Banco de México y supervisado por un comité en el cual integraría a la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Gobernación, nuevamente cinco integrantes de la Conago, integrantes migrantes que pueden estar siendo partícipes de estas decisiones en este comité técnico.
Con un capital inicial de 500 millones de pesos, provenientes del Presupuesto de Egresos de la Federación. Pero este fondo no es sólo una cuestión de números y presupuestos, es un acto de justicia.
Con la creación de este fondo garantizaremos que ninguna familia mexicana se vea privada de su derecho a despedir dignamente a su ser querido. Se apoyará a las familias mexicanas con los gastos de transporte, de trámites, embalsamiento, cremación y cualquier otro costo relacionado con la repatriación.
Esta ley se sustenta en los principios de igualdad, de no discriminación y de respeto a la dignidad de la persona humana. Llevan prioridad las familias en situación de vulnerabilidad económica y social. ¿Y a quién me refiero?: a aquellos más pobres, los de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas, brindándoles un acceso ágil y transparente a los recursos de este fondo.
Nuestros migrantes son personas que, impulsadas por la esperanza de un futuro mejor, se ven obligados a dejar atrás su tierra, sus familias, sus sueños para aventurarse en un camino lleno de incertidumbre y de desafíos.
Desde el inicio de este gobierno en Estados Unidos, hemos sido testigos de un incremento de las deportaciones de mexicanas y mexicanos, hombres y mujeres, tras años de esfuerzo y dedicación, cómo son devueltos a nuestro país, a menudo sin nada más que la ropa que llevan puesta.
Nuestras hermanas y hermanos no sólo son remitentes de remesas, son embajadores de nuestra cultura, valores, raíces y un espíritu sobre todo resiliente. Son el referente del esfuerzo, del trabajo duro, profesional y honesto que representa a nuestros migrantes.
Es profundamente desgarrante saber que muchos mexicanos, al fallecer en el extranjero, se ven obligados a enfrentar cargas económicas enormes para poder regresar a su tierra.
Familias que deben de pagar sumas extremadamente astronómicas, que en ocasiones, insisto, superan los más de 100 mil pesos, y sólo para cumplir con el deseo de tener a sus seres queridos de vuelta en casa.
Es una realidad dolorosa que refleja la necesidad urgente de que en México se brinde el apoyo a sus hijas e hijos que se merecen, sin que la distancia, sin que el dinero sean barreras para traerlos de vuelta a casa, de vuelta a su hogar, a su comunidad de origen.
Por todo lo anterior, amigas y amigos, compañeros, compañeras senadoras, senadores, los invito a respaldar estas iniciativas con su voto y a sumarse en este acto de justicia y humanidad. Juntos podemos hacer la diferencia en la vida de miles de mexicanas y mexicanos que merecen nuestro apoyo y solidaridad.
México nunca olvida a sus hijas e hijos, sin importar el rincón del mundo en que se encuentren.
¡Vivan nuestros migrantes mexicanos en cualquier parte del mundo donde se encuentren!
Gracias, amigas y amigos.
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