27 de enero de 2021
Versión de la intervención de la senadora Kenia López Rabadán, para referirse al Informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, durante la sesión virtual de la Comisión Permanente
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos fue creada con la honorable tarea de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las mexicanas y los mexicanos, nunca, a lo largo de sus 30 años de existencia, la institución encargada de defender los derechos fundamentales había sido tan cuestionada.
¡Cómo olvidar el 12 de noviembre de 2019!, cuando en medio de jalones, pancartas y gritos, rindió protesta como titular de la CNDH, en una de las sesiones más lamentables y polarizadas en la historia del Senado de la República.
Es pública mi posición sobre el rechazo a ese proceso tan desaseado, en el que incluso el partido mayoritario en el Senado tuvo que recurrir al deshonroso robo de dos votos; no sabe cómo, por el bien de México, hubiera querido equivocarme y que su llegada a la CNDH hubiera servido para reivindicar los derechos fundamentales de las y los mexicanos.
Ojalá hubiese velado por aquellos que claman justicia, que exigiera el resarcimiento de los daños causados por parte del Estado y acompañara las causas sociales; desafortunadamente, todo lo que se preveía desde aquella sesión está sucediendo, no sólo se aleja de su mandato constitucional, también de los Principios de París, que dieron origen a los organismos nacionales de protección y promoción de los derechos humanos en el mundo.
Sin duda, debido a la grave crisis de derechos humanos y a la pandemia por la que atraviesa el país, se necesitaba que, a pesar de la forma en la que había llegado a la presidencia de la CNDH, hiciera un gran trabajo, México necesita que honre a la institución y defienda su naturaleza, que ejerza su obligación constitucional de proteger y defender los derechos humanos; se necesita una CNDH fuerte, independiente, autónoma y con autoridad moral, que priorice la defensa de los derechos y las libertades en nuestro país.
Se necesita una CNDH que no tenga miedo de confrontar al poder, que le sea incómoda, que demande al gobierno su responsabilidad de garantizar la protección de los derechos humanos; se necesita una CNDH que no descanse en medio de una pandemia y que le exija al gobierno que no desproteja a los trabajadores de la salud, a las personas contagiadas o a quienes buscan una atención médica.
Se necesita una CNDH que defienda los derechos de los periodistas, de las personas defensoras de derechos humanos, de las personas con discapacidad, de las personas indígenas, de los afromexicanos, de las víctimas, de las mujeres, de los desplazados; se necesita unas CNDH que dé la cara para defender a las personas en situación de riesgo en nuestro país.
La labor histórica de la CNDH debe estar caracterizada por el ejercicio de sus facultades de investigación, prevención, búsqueda de la reparación y por el acompañamiento a las víctimas de violaciones en sus derechos humanos, hoy estamos muy alejados de eso.
Al interior de la CNDH también se necesita que se defienda su presupuesto, que se fortalezca su estructura, que se priorice la experiencia, se necesita cumplir con su función de ser un contrapeso a este y a cualquier otro gobierno; dirigir la CNDH en medio de una pandemia es una responsabilidad histórica.
Preocupa la escasa actividad que ha tenido la Comisión encargada de proteger los derechos humanos en México.
La emisión de recomendaciones generales es cada día menor. Mientras en 2019 se realizaron siete recomendaciones generales, en 2020 su administración sólo emitió dos, inaudito en una administración que dice defender al pueblo.
Las mexicanas y mexicanos necesitan de un estadista, no necesitan una Comisión sumisa, necesitan que se priorice la autonomía e independencia en la defensa de sus derechos humanos.
Hay algo en lo que sin duda la Comisión sí se ha caracterizado y es en los escándalos administrativos que se han dado en su interior.
Se supo sobre la contratación de un agresor como director de difusión en comunicación social. Sólo hasta que el video se hizo público fue removido.
No se ha nombrado formalmente a los visitadores generales que establece la ley. Es inentendible que de las seis visitadurías que componen la CNDH ninguna tenga un nombramiento formal. Unos porque no cumplen los requisitos, y otros porque no les ha dado el cargo.
En agosto renunciaron dos visitadores generales, los de la primera y sexta visitaduría en medio de descalificaciones.
En septiembre cubrieron esas vacantes, pero se hizo público que se falseó información curricular, el sello de la casa. Por lo que a la fecha la sexta visitaduría sigue acéfala.
Manifestantes desesperadas por la falta de justicia tomaron las instalaciones de la CNDH; las escenas de los cortes de carne han quedado para la historia.
Esta gestión, señora Piedra, es sumamente cuestionable. Durante 2020 no se emitió ninguna recomendación para que se realizaran pruebas de detección de Covid 19, cerró los ojos ante la falta de insumos en infraestructura en los hospitales.
También hizo caso omiso sobre la falta de equipos de protección de calidad para el personal médico y de enfermería. Hoy somos el primer lugar en el mundo con más muertes de trabajadores de la salud. No hubo ni una sola acción de la CNDH en medio de esta emergencia sanitaria para exigirle al Gobierno protegiera la vida de los doctores, de las enfermeras, de los camilleros, del personal de limpieza en los hospitales, muchos de ellos han muerto por tratar de curar a más mexicanos. ¿En dónde estaba la CNDH?
Le recuerdo la respuesta a la queja que interpusimos desde el PAN por la falta de pruebas para detectar el Covid 19, y cito textualmente, abro comillas: “LA CNDH procede a la conclusión del presente asunto por no existir materia para seguir conociendo del expediente de queja, en razón de que las autoridades involucradas se encuentran brindando la atención que la problemática requiere”. ¿En verdad, señora Piedra? ¿Usted considera que se está brindando la atención que la problemática requiere?
Han perdido la vida más de 152 mil personas. Las ambulancias del 911 no te trasladan a un hospital aunque tengas neumonía. No hay camas, no hay respiradores, no hay oxígeno para los enfermos. Esa es la realidad, es inhumana, viola el derecho a la salud. Devela incapacidad gubernamental. ¿En dónde está la CNDH?
A casi un año de iniciar esta emergencia sanitaria, la CNDH no ha emitido ni una sola recomendación general ante esta grave situación. ¿Qué esperan para actuar y cumplir con su mandato constitucional?
En Acción Nacional nos preocupa que los pacientes con enfermedades crónico- degenerativas han sido abandonados por más de 10 meses y no existen acciones contundentes por parte de la Comisión para que las autoridades sanitarias garanticen su atención.
¿Qué pasa con las personas que tenían programadas cirugías, estudios, tratamientos y hoy están detenidos por la pandemia y la falta de infraestructura? ¿En dónde está la CNDH?
En esta pandemia hemos visto y oído cosas inverosímiles e irresponsables. El Ejecutivo federal ha dicho – y abro comillas—“no debe de haber alarmas; se piensa que no es tan fatal, tan dañino este virus llamado Coronavirus”, o cuándo dijo, “miren, lo del Coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar; hay que abrazarse, no pasa nada”.
O una de las peores: “vamos a salir fortalecidos, nos vino como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación de México”.
Señora Piedra, ¿en dónde está la CNDH ante esta autoridad inhumana e ignorante?
Es inaceptable que a la fecha la CNDH no haya fijado una postura sobre la Jornada Nacional de Vacunación contra el Covid-19. Por ello, me permito preguntarle: ¿qué opinión le merece que se esté inmunizando a los siervos de la nación en lugar de vacunar al personal médico de las instituciones públicas, o de los hospitales no gubernamentales, o de las personas que trabajan en los crematorios y funerarias? Todos ellos arriesgan su vida, ¿en dónde está la CNDH?
Es increíble que no exista colaboración con el INAI para exigir el debido cuidado de los datos personales de las personas que serán vacunadas, sobre todo, porque los datos se recabarán a través de promotores electorales del Presidente y esta información debe ser protegida contra cualquier posible uso electoral.
No sé la situación personal de usted, de quienes trabajan en la CNDH e incluso de los legisladores de este Congreso mexicano, pero todos estamos perdiendo a seres queridos en medio de esta pandemia. No tiene que ver con ideologías, sino con la vida de los mexicanos.
Cada enfermo, cada muerte, cada dolor, nos refrenda la importancia, la trascendencia, la honorabilidad que debería tener la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Su informe resalta esta frase: “defendemos al pueblo”. Con sólo dos recomendaciones ante más de 150 mil muertes, no se defiende al pueblo, se defiende al poder, se defiende al gobierno, se defiende lastimosamente a López Obrador. Esto es lamentable pero real.
Es cuanto, Presidenta.
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