Intervención en tribuna de la senadora Josefina Vázquez Mota para referirse a un dictamen de la Comisión de Defensa Nacional, por el que se ratifican 266 ascensos de diversos grados del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
Muy buenas tardes, Senadoras, Senadores.
“O caminamos todos juntos hacia la paz o nunca la encontraremos”, así lo decía Benjamín Franklin.
Hoy me permito hablar a favor del presente dictamen de la Comisión de la Defensa Nacional. Celebro la propuesta de los merecidos ascensos de diversos grados para los integrantes del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
Reconozco ampliamente su labor y el merecido ascenso para las y los 266 integrantes que hoy se someten a consideración de este Pleno.
El Ejército Mexicano, las Fuerzas Armadas, lo sabemos todas y todos, es nuestra institución, es nuestra porque en ella están miles, cientos de hijas, de hijos de familias honorables, trabajadoras, con una lealtad total a la Patria; los mueve el amor por México y la seguridad de nuestras familias. Es la institución más prestigiada de entre todas las que conforman el Estado mexicano, lo es por este mérito indudable, su lealtad a toda prueba.
El ascenso de grado constituye un reconocimiento a toda una vida de esfuerzo, de trabajo al servicio de las armas para la preservación de la seguridad nacional, la defensa exterior y la seguridad interior del país, sin omitir que las y los integrantes del Ejército hoy en día llevan a cabo múltiples funciones como las de auxilio a la población en situaciones de emergencia por desastres naturales.
Hoy quiero hacer también un reconocimiento a las familias, porque las familias juegan un papel fundamental en la vida de cada una y cada uno de quienes hoy están siendo reconocidos con su ascenso.
Una ocasión tuve oportunidad de platicar con algunas esposas de militares y ellas decían que se sentían como generales sin estrellas, y generales sin estrellas porque la vida de las familias de las y los militares no es sencilla, las familias se informan, se tienen que mover, es muy difícil que vivan en un solo lugar y acompañan siempre en silencio y solidaridad absoluta a sus compañeros de vida, a sus compañeras de viaje.
Quiero hacer un reconocimiento a las hijas y a los hijos de los militares, porque también a ellos les pedimos lo que a muchos de nuestros hijos no siempre se les pide. También les pedimos que tengan movilidad permanente, les pedimos que se despidan de sus padres o sus madres, sus hermanas o sus hermanos, sin saber cuánto tiempo dejarán de verlos o sin saber si volverán a encontrarlos.
Quiero hacer un reconocimiento, por lo tanto, a cada una y cada uno quienes hoy, estoy segura, con orgullo y ánimo estaremos aprobando sus ascensos. Pero no quiero dejar de lado a sus familias y hago un llamado también a este respeto irrestricto a las Fuerzas Armadas, porque nos lastima cuando son atropelladas en su dignidad y en su honor.
Mujeres y hombres que hoy se encuentran en esta propuesta, los felicitamos con enorme orgullo y admiración, cuentan con este Senado de la República para acompañar su tarea.
Les agradecemos su esfuerzo cotidiano y su inquebrantable lealtad, su “sí” permanente a México, que es un “sí” permanente a cada una y cada uno de nosotros las 24 horas del día, los siete días de la semana, sin dudarlo en ningún instante.
Enhorabuena y muchas, muchas felicidades a ustedes, y también a sus familias.
Gracias, Presidenta.
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