Intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, durante el análisis del Primer Informe de Gobierno en materia de política exterior.
24 de septiembre de 2019
Versión de la intervención de la senadora Gina Andrea Cruz Blackledge, durante el análisis del Primer Informe de Gobierno en materia de política exterior
Con su venia.
Cada vez hay menos México en el mundo y cada vez hay menos mundo en México.
Compañeras senadoras y senadores.
Nuestra política exterior es errática, pasiva y reactiva.
Con el cierre de oficinas, la cancelación de programas y de instituciones, nos aislamos más de un mundo integrado, de una gran aldea global.
Ante los procesos de creciente integración comercial y humana, el presidente ha decidido no salir en lo absoluto, ha evitado los foros internacionales y, de manera lamentable, el día de hoy no tenemos interlocución a nivel de jefe de Estado en la 74 Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual es el principal espacio de análisis y discusión de los problemas que aquejan al mundo, como el cambio climático y la promoción del crecimiento económico.
Se ha argumentado que la mejor política exterior es la política interior; esta forma de pensar nos ha costado presencia en el exterior, mayor deterioro de la imagen de México en el mundo, bajas inversiones y una mayor dependencia hacia un único país. Esto sucede en un contexto donde la política interior está obteniendo pésimos resultados, la gobernabilidad es frágil, la inseguridad va en aumento y el descontento social de varios sectores es visible.
Esta terrible confusión conlleva grandes consecuencias por la sencilla razón de que se pretende traslapar las funciones del órgano de gobierno responsable de los asuntos externos, con los de otro muy distinto, que es el que debe conducir la política interna.
El Estado está renunciando a sus funciones sustantivas, da amnistía a criminales, persigue a empresarios y permite la corrupción en su gabinete, donde se han presentado escándalos como el caso Bartlett, los secuestros y feminicidios, los asesinatos de periodistas y la violencia del crimen organizado están aumentando.
¿Qué imagen queremos proyectar al mundo?, ¿la de un país inseguro, violento y además enclaustrado? No, la mejor política exterior debe ser firme, bajo la conducción certera del Estado, activa y promotora de nuestro país, estratégica, proactiva en los principales espacios de decisión en el mundo.
Hacia los Estados Unidos de América, hemos demostrado sumisión y pasividad, ante las amenazas del vecino país del norte nos hemos doblegado; la posible imposición de aranceles nos ha llevado a violentar nuestro orden jurídico y a tomar decisiones contrarias al derecho.
La Cancillería ha asumido funciones en materia de política migratoria que no le corresponden, ¿o acaso existe en la Cancillería una Unidad de Política Migratoria, como la que sí hay en la Secretaría de Gobernación?; hemos desviado de sus funciones a la Guardia Nacional, desplegándola en la frontera sur para perseguir y reprimir a nuestros hermanos migrantes centroamericanos.
Hemos cedido demasiado a cambio de que no se cumplan las amenazas, dándole incentivos al gobierno estadounidense para que recurra a nuevas amenazas cuando así lo desee.
Si hacia Estados Unidos mantenemos una posición reactiva, hacia Canadá la política del gobierno federal ha generado un creciente distanciamiento, a pesar de ser uno de nuestros aliados y amigos más importantes en el mundo mundo, lo que va en contra incluso de los enormes esfuerzos que se han realizado en este Poder Legislativo para reforzar la relación bilateral.
Con Canadá compartimos la vocación de respeto hacia nuestros pueblos originarios, una historia de compromiso y acción en los asuntos internacionales y además estamos unidos por sólidos lazos comerciales y de inversión.
En general, parece que se está improvisando en muchos temas delicados y se responde de manera coyuntural, por ejemplo, el reciente conflicto en el tema de los gasoductos, donde hay inversiones canadienses y estadounidenses, generó tensiones en la relación. Un capricho político que estuvo a punto de costarnos muy caro y llevarnos a tribunales internacionales.
Nos preocupan las reducciones que se han dado al presupuesto de la Cancillería, aún cuando se le han impuesto tareas más allá de sus funciones, ya que en el presupuesto para el año 2020 representa una caída de 1.36 por ciento en términos reales.
Asimismo, nos preocupa la reducción en el rubro de servicios personales con una caída de 2.97 por ciento en términos reales; además destaca de manera especial una caída de casi 9 por ciento en el ámbito de remuneraciones al personal de carácter permanente; y la caída cercana al 21 por ciento en remuneraciones adicionales y especiales.
Al parecer, esta administración está apostando por mermar las capacidades institucionales de la Cancillería.
Grave nos parece el recorte del 14 por ciento en términos reales para servicios profesionales, científicos y técnicos, tal pareciera que esta administración privilegia la improvisación por encima de la técnica.
Hay que señalar también los recortes a servicios de comunicación social y publicidad por un 30 por ciento en términos reales, lo que lo que contradice a los hechos de la propuesta de promover la imagen de México en el mundo mediante nuestras sedes diplomáticas, ya que en los hechos han desaparecido ProMéxico y el Consejo de Promoción Turística.
¿Cómo podemos hacer frente a los retos del mundo si se reduce el apoyo y el financiamiento a los servido a los servidores públicos en el exterior? ¿Con estos recortes arbitrarios posicionaremos a nuestro país como un actor de primera importancia en el concierto de las naciones?
Sé que no es nuestra facultad de aprobar el Presupuesto, pero sí está en nuestras manos impedir el austericidio, es decir, suicidio por austeridad mal aplicada.
Senadoras y senadores, necesitamos una auténtica política exterior de Estado y no discursos demagógicos, incrementando nuestra presencia en los foros y espacios internacionales.
En Acción Nacional postulamos la necesidad de globalizar la cultura de los derechos humanos y la solidaridad. Un tercio el apoyo de los votantes no son razón suficiente para que México renuncie a desarrollar una política exterior que nos ponga a la vanguardia, en un momento en que las naciones que no sean competitivas vivirán retrocesos históricos.
Miremos al futuro, no nos refugiemos en el pasado. El mundo actual requiere que México asuma el liderazgo que por tanto tiempo impulsó y que hoy no se justifica, con falsos argumentos, su aislamiento.
Es cuánto, señora presidenta.
ooOoo