jueves, marzo 28, 2024

Senadora Kenia López Rabadán al clausurar el Acto de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto y en Recuerdo de Don Gilberto Bosques Saldívar

 

Intervención de la senadora Kenia López Rabadán, al clausurar el Acto de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto y en Recuerdo de Don Gilberto Bosques Saldívar

 

Muchas gracias, señor Peled, lo que acaba de hacer es absolutamente de protocolo, qué bueno que lo hizo.

Quiero agradecer profundamente la invitación al Acto de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto y en Homenaje a Don Gilberto Bosques que cada año se realiza en este Senado de la República.

Saludo a mis compañeras y a mis compañeros, es un gusto, estamos en una etapa de receso, estamos a punto ya, a unos días de iniciar el periodo ordinario de sesiones y qué mejor que vernos aquí, en un evento como este.

Por supuesto, reconozco y agradezco la presencia de la señora Laura Bosques, qué gusto verla aquí esta mañana, esta tarde, Doña Laura. También al señor Gilberto Bosques y a toda la familia de Don Gilberto que hoy nos acompañan y que sabemos que para ustedes sin duda es un día trascendental.

También por supuesto reconozco y agradezco al jefe de la misión adjunta de la Misión Adjunta de la República Federal Alemana en México, al Ministro Ruder Siemens, gracias por estar aquí y, sobre todo gracias por su mensaje.

Al Embajador del Estado de Israel, el señor Jonathan Peled, que cuando hicimos estas cuentas de 11 años, si tuviéramos un minuto de silencio y lo dijo, me parece que en todos cimbró ese dato. Gracias hoy por estar aquí.

Al Licenciado Moíses Romano Jafif, presidente del Comité Central de la Comunidad Judía de México, sabe cuánto se le aprecia y se le reconoce en este Senado de la República, muchísimas gracias por estar aquí, por su presencia.

A la Maestra Nina Medrez, vicepresidenta de la Asociación Yad Vashem; a la Docotora Yael Siman, titular de la Cátedra; a la Licenciada Jacqueline L´Hoist, ex presidenta del Consejo para prevenir y eliminar la discriminación de la Ciudad de México, escucharlas, mujeres fuertes, talentosas, inteligentes no saben qué alentador es en este Senado de la República. Muchísimas felicidades. Muchísimas felicidades por sus palabras.

Saludo también y de manera muy especial a Mónica Castellanos, autora de la más reciente publicación sobre la vida, obra y legado de Don Gilberto Bosques, muchísimas gracias por tu presencia aquí el día de hoy.

Y por supuesto que quiero agradecer, me parece que a nombre de todos quienes estamos aquí el día de hoy, de todas y todos, a la Coordinadora General del Centro de Estudios Internacionales, mi querida Aliza Klip, muchísimas gracias por este evento, Aliza. Muchas, muchas gracias por tu disciplina y trabajo diario, me parece que este evento lo materializa.

Quisiera agradecer por supuesto a todos y cada uno de quienes están aquí y no quisiera dejar de mencionar a la Licenciada Alexandra Haas, quien nos acompaña el día de hoy, gracias, Conapred presente, sin duda es por supuesto un acompañamiento para toda la Comisión de Derechos Humanos y para el Senado de la República. Alejandra nos vimos en la instalación y hoy nuevamente verte nuevamente en esta mesa se agradece muchísimo, muchas gracias, Alejandra.

Para quienes integramos la Comisión de Derechos Humanos, el día de hoy es muy importante para reflexionar y no olvidar lo ocurrido en contra del pueblo judío durante los años más oscuros que ha vivido nuestra civilización.

Así lo establece la Resolución 60/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que señaló el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Es por ello de la mayor relevancia traer al presente la liberación, en 1945, del más grande campo de exterminio humano en Auschwitz.

A 74 años, primero de los discursos antisemitas y después de los actos de odio, y del mayor genocidio del que se haya conocido en la humanidad, alzamos la voz para conmemorarlo y exclamar que nunca más se vuelva a repetir.

Y mientras en Europa el odio y la violencia afloraban, abundaba en la persona de Don Gilberto Bosques, humanismo, decisión, coraje y valentía. Don Gilberto nunca perdió de vista el valor intrínseco de la vida humana, lo aprendió enseñando en la normal rural de su natal Chiautla, en Puebla. Conoció muy joven la defensa de las ideas y la libertad de expresión, siguiendo los ideales de Madero y de los Hermanos Serdán, como bien me apuntaba el querido senador Eduardo Ramírez.

Aprendió de la diversidad mexicana que, como presidente de la Cámara de Diputados, debió preservar el ejerció el oficio diplomático al límite, como hoy lo ha hecho aquí el excelentísimo señor Peled, ser diplomático al límite, incluso poniendo en riesgo su integridad y la de su familia.

Don Gilberto nunca quiso reconocer su labor como mérito propio, siempre respondió que fue México quien le abrió las puertas a más de 40 mil personas que huían de los totalitarismos, de las ideologías de odio.

A su regreso a México, después de haber sido liberado en un intercambio de prisioneros, cientos de personas lo esperaban para agradecerle que les hubiera salvado la vida. Después de permanecer un tiempo en territorio mexicano, salió nuevamente a Europa para encabezar la misión diplomática en Portugal, desde donde continuaría su labor de salvamento con la entrega de visas para su nuevo hogar en México. Su vida diplomática continuó en Suecia y posteriormente en Cuba.

Actualmente, este mexicano universal ha sido merecedor de importantes reconocimientos. En países europeos hay plazas, calles y escuelas, además de placas que llevan su nombre. Recientemente en Argentina, hubo la presentación de una exposición sobre su vida. En este Senado de la República, nuestro Centro de Estudios Internacionales lleva su nombre.

Resulta muy oportuno continuar con esta conmemoración anual, especialmente en este contexto en el que los nacionalismos vuelven a aparecer con una gran fuerza en nuestros entornos nacionales e internacionales.

En estos momentos en los que la migración, el desplazamiento forzado, el asilo y el refugio regresaron acompañados de palabras y hechos de discriminación, de odio, de señalar al diferente, de vivir en la intolerancia, de creer que no todos pueden tener reconocidos sus derechos humanos.

En estos tiempos contemporáneos en los que el respeto a la dignidad humana deja de ser la constante, en los que la violencia nos lastima a todas y a todos, en estos momentos en los que si piensas diferente se vuelve sinónimo de que estás en mi contra.

Debemos seguir alzando la voz y llamando a todos y a todas a recuperarnos, a no dejarnos llevar por lo que nos divide y aleja, a retomar los valores que en la Europa de 1939 se perdieron e hicieron que la civilización occidental se avergonzara de sí misma.

Hoy, en un mundo globalizado, donde las fronteras se derribaron podríamos entendernos mejor, conocernos más y poder construir un mundo más justo y más humano. Lamentablemente parece que no es así.

Es por ello que es tan importante el Poder Legislativo, este Senado de la República, para poner límites al abuso, límites al avasallamiento, límites al discurso que divide, límites a la incompetencia, límites a la confrontación y a la violencia.

La vigencia del Estado de Derecho se fundamenta en la vigencia de los derechos humanos. Y es por ello que en México los derechos humanos se sustentan en la dignidad de las personas, se ha dicho aquí, sin importar su credo, raza, origen, género, orientación sexual, lengua, educación, o condición económica. Todos y todas tenemos una misma dignidad que debe desarrollarse en libertad, con justicia y en paz.

Desde 2011, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce en su artículo primero que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en ella. Y va más allá, incorpora el principio pro- persona mediante el cual, el Estado mexicano brinda la protección más amplia que los tratados internacionales de derechos humanos puedan considerar. Esta gran reforma también incluyó el respeto a la protección, a la promoción de los derechos humanos como un principio de política exterior de México, tan a debate en estos últimos días.

Amigas y amigos, nunca dejemos de conmemorar a las víctimas del Holocausto, nunca dejemos de honrar su memoria.

No dejemos de recodar el legado de Don Gilberto Bosques.

Sigamos adelante sin la complacencia de pensar que la democracia, los derechos humanos, la paz, el orden y la defensa de la vida, están dados y son inamovibles. Sigamos adelante luchando como si todos los días fuera el primer día.

Muchísimas gracias.

 

ooOoo

 

 

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