jueves, marzo 28, 2024

Senadora Alejandra Noemí Reynoso Sánchez, al presentar iniciativa para modificar la Ley de Vivienda y beneficiar a los migrantes

Intervención en tribuna de la senadora Alejandra Noemí Reynoso Sánchez, al presentar iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman los artículos 47, 59, 65 y 87 de la Ley de Vivienda.

 

Con su permiso, senadora Presidenta.

Esta iniciativa va dirigida principalmente a las familias de los casi 37 millones de mexicanos que residen en la Unión Americana, más de 12 millones de ellos nacidos en nuestro país.

El derecho a una vivienda digna y decorosa es una prerrogativa fundamental para todos los ciudadanos.

Tener un lugar para habitar es una premisa para que otros derechos como la educación, la salud y el empleo puedan concretarse.

Adquirir un espacio digno para vivir es quizás el aspecto más importante con el que se inicia un patrimonio familiar.

Y aunque ha habido una importante inversión en créditos a través de las instituciones para subsidio de vivienda, las condiciones de estas instituciones gubernamentales y crediticias que establecen sus propios mecanismos han dificultado el acceso de estos beneficios a, justamente, esas familias mexicanas cuya principal fuente de ingreso proviene de las remesas que nuestros connacionales envían desde el extranjero.

Tan sólo en el año 2014 se recibieron en México cerca de 23 mil 500 millones de dólares por este concepto, ubicándonos como el quinto lugar entre los países receptores de remesas en el mundo.

Por muchos años el ingreso de divisas por concepto de remesas ha sido una de las fuentes de ingreso más importantes para nuestro país. Tan sólo para este 2018, el ingreso por este concepto podría estar rondando entre 30 mil 200 y 30 mil 400 millones de dólares, lo que significaría un incremento entre el 5 y el 6 por ciento correspondiente a lo registrado en el 2017. Lo anterior, con base en estimaciones elaboradas por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos.

Y de acuerdo también con este estudio, más de 1.7 millones de hogares mexicanos reciben dólares por parte de algún familiar o conocido que labora en Estados Unidos, situación que incide de manera directa en el incremento de la capacidad de consumo y, por supuesto también, en el incremento y el impulso para la economía de cada una de las localidades.

También de acuerdo al estudio de Migración Mexicana, Remesas e Inclusión Financiera, el 14.1 del total del dinero que envían destinado para el pago de un inmueble propio del migrante es para el pago de un inmueble, ocupando el cuarto lugar en las prioridades de las familias después de la manutención, salud y educación.

Este mismo estudio señala que hay una gran brecha entre los mexicanos migrantes que tienen cuenta en México, comparado con quienes aquí residen y tienen alguna cuenta bancaria o servicio financiero; es decir, existe un margen de acción considerable para aumentar el grado de inclusión financiera de los receptores de las remesas de estos recursos mediante el ofrecimiento.

Aunado a lo anterior, existe una gran disposición de los migrantes para adquirir una vivienda en México y esto, mediante un crédito financiero.

De acuerdo con el estudio que ya se ha referido, casi el 24 por ciento de los migrantes están dispuestos adquirir una vivienda propia en México, sI consiguiera para ello un crédito a largo plazo en nuestro país, lo que significaría avanzar significativamente en el grado de inclusión financiera para este sector de la población, además de atender el potencial de mercado de atención de créditos para vivienda.

Cabe también comentar que por parte de la ONU-Hábitat y el Fondo de Desarrollo Local de Nicaragua, se implementó en abril de 2008 y marzo del 2010 un proyecto piloto para determinar si las remesas son una fuente de ingresos que debe ser considerada al ofrecer crédito para mejoramiento de vivienda a las familias de bajos ingresos. El crédito fue acompañado de asistencia técnica en construcción ofrecida a los clientes del fondo, lo cual fue necesario para presupuestar la cantidad de dinero requerida al solicitarlo.

En general, este programa piloto en Nicaragua presentó evidencias que respaldan la conveniencia de la inclusión de las remesas en el cálculo de la capacidad de pago de las familias de bajos ingresos que necesitan un crédito para mejorar las condiciones de sus viviendas, especialmente cuando no hay una crisis financiera que impacte este rubro como lo fue en el 2009.

Por eso, la reforma que el día de hoy propongo, que va precisamente a la Ley de Vivienda, busca contribuir con este propósito: incluir a las remesas como una de las fuentes para el financiamiento de la vivienda en nuestro país y con el propósito de que las autoridades competentes generen políticas y programas que facilitan e incentiven su utilización en el otorgamiento de créditos destinados a las distintas modalidades de vivienda.

Y de acuerdo al artículo 76, me tomaré lo que falta para los 10 minutos en mi intervención para dar algunas cifras que me parece que son importantes que consideremos.

El 45 por ciento de las personas que envían dólares a México lo hacen con una periodicidad de un mes; es decir, de manera mensual y constante están enviando el recurso; el 20.6 lo envía de manera quincenal y el 8.7 lo hace de forma semanal.

La modalidad de pago más utilizada es el efectivo, pues alrededor del 95 por ciento de las remesas se envían de esta forma. Dichas transacciones se suelen realizar en un 41.3 por ciento de las empresas de remesas, casas de cambio; el 33.2 en tiendas supermercados y farmacias y el 20.6 por ciento en bancos.

Según el Banco de México, la remesa promedio del primer trimestre de este año ascendió a 306.6 dólares; es decir, aproximadamente 5 mil 908 pesos.

Mientras que el estudio público el costo de enviar dólares a México, arrojó que en promedio eran 8.94 dólares, aproximadamente 172 pesos.

Y la reflexión es la siguiente: ¿Por qué instituciones privadas, que finalmente atienden una necesidad de nuestra comunidad mexicana al enviar sus remesas y recibirlas aquí las familias, qué pasaría si desde el lugar en el que trabajan, en el que obtienen ese recurso puedan pagar el financiamiento de su vivienda? Miles de mexicanos desearían volver a la tierra que los vio nacer.

Sólo hay un problema: cuando ellos emigraron eran menores de edad, se fueron de la mano de sus padres, cruzaron la frontera; ahora que son mayores de edad y tienen una familia, no cuentan con el patrimonio en su país, en su tierra, para poder vivir, para poder regresar y para poder transmitirles a su familia el amor por nuestro país y cuando quieran contar con su patrimonio en México es justo que ahora les ayudemos con estos programas que si bien existen algunas modalidades para la remodelación de la vivienda, creo que por un acto de justicia, debiéramos considerar le sus remesas con una fuente de financiamiento y tener acceso a los programas del Gobierno federal.

Es cuanto, senadora Presidenta.

 

ooOoo

 

 

 

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