lunes, abril 15, 2024

Versión de la intervención en tribuna del senador Juan Antonio Martín del Campo Martín del Campo al presentar iniciativa

Versión de la intervención en tribuna del senador Juan Antonio Martín del Campo Martín del Campo al presentar iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforma la fracción I, inciso D), numeral 1, subincisos a, b, y c; y el numeral 2 del artículo 2° de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios

 

Compañeros senadores.

Los integrantes del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional de la LXIV Legislatura, con fundamento en los dispuesto por el artículo 71 fracción segunda de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como del artículo 8º numeral primero, fracción primera, 164, 169 y 172 del Reglamento del Senado de la República someto a consideración de esta honorable Asamblea la siguiente iniciativa con proyecto de decreto que reforma el artículo 2º fracción I, inciso D), numeral 1, subincisos a, b, y c; y el numeral 2 de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, lo anterior con el tenor y exposición de motivos.

 

El día 27 de diciembre del año 2016 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció que a partir del día primero de enero del año 2017 se incrementaría fuertemente el precio de las gasolinas y el diésel en nuestro país.

 

Como parte del proceso de liberación del precio de los combustibles previsto en la reforma energética. Si bien dicha reforma estaba contemplada que los precios dejarían de ser controlados por el Gobierno, éste se apresuró y adelantó los tiempos, de tal manera de que a cambio de que no se alteraran las finanzas del Gobierno se dio un golpe a los bolsillos precisamente de los mexicanos.

 

Técnica y teóricamente la reforma energética es una gran reforma que hacía falta desde hace mucho tiempo y varios años y algunas décadas, pero cuyo resultado no se da en el corto plazo, sino que debe ser en el largo plazo.

 

Hoy en día, además del deterioro de las finanzas públicas y de un elevado nivel del gasto público notamos que el precio de los combustibles y las energías cada día se ha incrementado más.

 

Antes de esta brutal liberación de los precios de las gasolinas, la inflación en México no era un problema.

En el año 2016 la inflación promedio se ubicó en 2.82 por ciento, cifra que se encuentra dentro del objetivo del Banco de México, que es un intervalo entre más menos un 3 por ciento. Sin embargo, a raíz de la adelantada deliberación de los precios de los combustibles, la inflación se salió del objetivo de nuestro banco central, promediando en un 6 por ciento en el año 2017 y esto se debió precisamente al alza en los combustibles.

 

Por lo anterior, el Banco de México también decidió implementar una política monetaria restrictiva, con la finalidad de que las expectativas de inflación de largo plazo no se alejaran del objetivo anteriormente mencionado.

 

Como resultado de los factores y decisiones anteriormente expuestos, hoy vemos con preocupación precisamente algunos temas.

 

Primero, presión inflacionaria, no se observaba desde hace ya varias décadas, situación que golpeó precisamente el ingreso de todos los mexicanos.

 

Un aumento significativo en la recaudación del IEPS, en diésel y gasolinas que ha llegado inclusive a los niveles cercanos a los 300 mil millones de pesos; aumentos en las tasas de intereses, crecimiento económico mediocre que se ha suscitado en los últimos 20 años.

 

El Gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha intentado remediar en algunas medidas el duro golpe que ha causado a los consumidores, estableciendo un calendario de pesos máximos y subsidios focalizados en el IEPS de combustibles, pero el objetivo es aliviar la escalada de precios que ha resultado realmente un fracaso.

 

En Acción Nacional nos manifestamos a favor del libre mercado y de la competitividad económica; de ahí, nuestro apoyo total a la reforma energética.

En lo que no estamos de acuerdo es en las medidas abruptas e insensibles de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que no ha considerado el poder adquisitivo de las familias mexicanas.

Creemos que las acciones que se deben tomar para aminorar el impacto del precio internacional y el tipo de cambio debe de ser una reducción del 50 por ciento en las cuotas fijas que se cobra por concepto de IEPS en los combustibles fósiles y no fósiles, previstos en la fracción primera, inciso B del artículo 2 de la Ley de IEPS que actualmente prevé lo siguiente en su inciso A: gasolinas menores a 90 octanos es de 4.59 pesos por litro; inciso B: gasolina mayores o igual a 92 octanos es de 3.88 pesos por litro; el diésel es de 5.04 peso por litro y combustibles no fósiles es de 3.88 pesos por litro.

Como se podrá notar, de 2017 a 2018 los precios de las gasolinas Magna y Premium aumentaron de un 11.6 a un 9 por ciento en promedio, respectivamente, mientras que el diésel se incrementó en un 11 por ciento.

Pero de haberse probado la reducción en un 50 por ciento del IEPS, previsto en la fracción primera inciso B del artículo segundo del IEPS, entonces hoy estaríamos hablando de otro escenario y sobre todo, y lo más importante, no tuviésemos esas grandes situaciones que hoy tristemente estamos teniendo como país.

Diversos legisladores han manifestado su preocupación en ese tema y en esta misma Legislatura y en este mismo recinto el día de hoy, al igual que la anterior Legislatura tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.

Es claro que la mayoría de las voces en el Congreso de la Unión coinciden en implementar precisamente y valorar los ingresos de todos los mexicanos, por lo que resulta imperativo que este nuevo Gobierno federal escuche realmente esta pluralidad de este Congreso de la Unión y no sea una omisión y, sobre todo, que no lastimé más a los bolsillos de los mexicanos.

Por lo anteriormente expuesto, someto a la consideración de esta soberanía el siguiente proyecto de decreto:

Artículo único: Se reforma el artículo segundo, fracción primera, inciso D, numeral primero, subincisos A, B y C, así como el numeral segundo de la Ley del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios, para quedar como sigue: Artículo segundo, número uno, combustibles fósiles.

Inciso A: gasolinas menores a 92 octanos, 2.29 pesos por litro.

Inciso B: gasolina mayor o igual a 92 octanos, 1.94 pesos por litro.

Inciso C: diésel, 2.52 pesos por litro.

Número dos: combustibles no fósiles, 1.94 pesos por litros.

Transitorio: el presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial.

Es cuánto, señor Presidente.

 

ooOoo

 

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