jueves, abril 25, 2024

Senador Mauricio Kuri González, al presentar el posicionamiento del Partido Acción Nacional en la sesión de Congreso General

 

Intervención del senador Mauricio Kuri González, al presentar el posicionamiento del Partido Acción Nacional en la sesión de Congreso General para la Ceremonia de Transmisión del Poder Ejecutivo Federal.

 

Honorable Congreso de la Unión.

Mexicanas y mexicanos.

México atestigua hoy el inicio de una nueva era. Una era que debe, simultáneamente, cambiar, preservar y reafirmar.

Acortar las desigualdades que nos dividen y cerrar las brechas que nos separan.

Preservar los fundamentos de un nuevo sistema que la sociedad ha ido construyendo a lo largo de las últimas décadas; que se significa por la plenitud democrática, la libertad en su más amplia expresión, el federalismo y la división de Poderes.

Y reafirmar la unidad y la soberanía nacional.

Se constituyen en este acto los Poderes públicos del país, recordándonos lo que somos: una República democrática y representativa en donde el voto de la sociedad define su rumbo.

Los cimientos de este acto provienen del constitucionalismo mexicano: expresión jurídica de la voluntad popular.

Nuestros principios como nación, por lo mismo, ni son negociables ni son renunciables.

Quienes aquí nos reunimos lo hacemos como producto de la voluntad popular. Representamos, así, los sentimientos de la nación.

No hay, en este recinto, distinciones ni jerarquías. Provenimos de una misma legitimidad y respondemos a una misma legalidad.

Quedó atrás, en México, la era del poder absoluto, intolerante, avasallante; la era del país de un solo hombre; la subordinación de los Poderes públicos al designio personal.

Hoy nos debatimos entre la esperanza del cambio y la preocupación que generan las diferentes versiones sobre cómo lograrlo.

No hay popularidad que se erija por encima de las instituciones.

La convivencia de la República se deposita en la voluntad de la sociedad, en la fortaleza del interés público, en el imperio de la ley, en el actuar responsable y entusiasta de la autoridad.

Nadie cuestiona, la imperiosa necesidad de contar con gobiernos honestos y competentes, así como con ciudadanos responsables y participativos.

En la construcción de este nuevo espacio público ha sido central el protagonismo del Partido Acción Nacional.

Nuestro origen coincide con este nuevo tiempo mexicano: la pureza de la convicción democrática sobre el peso agobiante de la autoridad; la fuerza de la razón por encima de la razón de la fuerza; el hecho de nacer siendo  una opción ciudadana que promueve el bien común.

Nacimos siendo una alternativa democrática y firme a un poder desmesurado.

Hoy sabremos oponernos con absoluta determinación a todo aquello que lastime el interés público y a la sociedad mexicana.

Pero hoy somos también autoridad. Gobernamos 12 entidades y 500 municipios. Representamos un poder coadyuvante.

Sabremos ser una fuerza política responsable y sensata; firme y gallarda; dialogante y demandante que propone y acuerda.

En la tercera alternancia del siglo nos recuerda que la sociedad vota para avanzar,  jamás para retroceder; que la democracia implica saber ganar y perder; que las mayorías nunca son permanentes.

Debemos emprender una nueva construcción nacional sin atropellamientos ni resentimientos. Sin odios.

Y antes que nada y por encima de todo, debemos velar por la unidad de los mexicanos, por su seguridad y por su bienestar.

Nos alertan los tiempos recientes sobre el ímpetu, el sentido y la racionalidad del cambio.

Alerta la tentación de someter la ley a la visión personal, a la ideología o al capricho.

Consterna la posibilidad de querer convertir a la moral en Constitución o a la Constitución en un compendio de credos privados.

No somos detractores del cambio, sino postulantes de una reforma con sensatez.

En la historia de la humanidad, ni el estado omnipresente, ni el mercado indiferente, han sido capaces de generar un progreso incluyente y sostenible.

Acción Nacional luchará por instaurar en la República un progreso responsable que no pretenda intercambiar becas por votos. Que no ofrezca regalar, lo que el esfuerzo de cada mexicano debe lograr.

Un progreso responsable, que genere oportunidades para todos, empezando por quienes menos tienen. Que fortalezca a las instituciones y consolide la separación de poderes.

Un cambio solo es útil a la sociedad si tiene no solo origen, sino destino. Si se persiguen los mejores fines, pero  respetando los medios. Si se preserva la política de la concordia.

Debemos construir juntos la igualdad que nos reclaman con toda justificación los mexicanos más necesitados, entendiendo que la verdadera equidad proviene de la educación que desata el talento y de la salud que lo nutre. Igualdad, primero, de oportunidades hacia el porvenir. Igualdad que se logre generando riqueza y no distribuyendo pobreza. Igualdad para el bien común.

Para lograrlo, debemos de preservar la confianza en el país y multiplicar los recursos, las ideas y los proyectos a través del concurso del sector privado y del sector social.

La omnipresencia del estado no es la solución: es el problema. Cuando se da devasta la libertad, la prosperidad, la concordia. Venezuela es un botón de muestra y reiteramos que México, México no será el próximo Venezuela.

Desde aquí, refrendamos nuestra solidaridad con el pueblo venezolano. Les decimos: no tengan duda, la libertad, la libertad volverá.

En México no descansaremos hasta ofrecer a cada hogar la posibilidad de vivir en paz y de disfrutar el resultado de su trabajo.

Demandamos terminar con la impunidad y la corrupción que lastima e insistimos, el indulto jamás será la vía. Hay que castigar y hay que prevenir. El crimen sin castigo invita siempre a su repetición.

Para ello debemos tener una nueva autoridad y un nuevo ejercicio de poder.

Una autoridad democrática, auditable, responsable. Que escuche cuando tiene que escuchar y que decida cuando corresponda. Una autoridad que asuma los costos de gobernar, que no se refugie en la comodidad de una consulta a modo.

Convocamos  a la nación a emprender sin exclusiones una genuina transformación nacional  para extraer lo mejor de nuestra historia. No permitamos que la fascinación por lo pasado cancele la posibilidad de llegar al futuro.

En México no hay espacio para la centralización ni para la supresión de libertades. En México no hay cabida para la reinstalación del virreinato ni mucho menos para la supresión del adversario. La apertura política es, precisamente, lo que ha permitido el acto que hoy nos reúne.

Reencontremos las causas mejores de la historia.

Rescatemos el espíritu libertario de los Sentimientos de la Nación.

Refrendemos el apego a la Ley que inspiró a la Reforma.

El principio máximo de la Revolución Mexicana: sufragio efectivo, no reelección.

Y encontremos en nuestras diferencias –legítimas-  nuestras fortalezas, inagotables.

Es la hora… para decirlo en palabras de Carlos Abascal, de los demócratas, valientes, decididos, generosos y conscientes, que los próximos seis años demandarán mucha pasión, mucha inteligencia y mucha determinación para defender a México.

Es cuanto.

 

ooOoo

 

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